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Con humor, una comisaría gaditana lanzó en redes la búsqueda de un fugitivo que perdió un “zapatito”.
Chipiona es una pequeña localidad en la costa atlántica de Andalucía. Elegido por veraneantes locales y extranjeros, el balneario multiplica su población y actividad durante la temporada estival.
En tiempos de pandemia, y con el turismo y el ocio nocturno asociados a nuevos brotes de coronavirus, la policía local se ve en necesidad de apercibir y perseguir a quienes incumplen la normativa sanitaria.
Una de las actividades nocturnas "tradicionales" actualmente vedadas es el botellón, término que define a la actividad de reunirse en la vía pública a compartir música, snacks y bebidas alcohólicas. En este último ítem, el calimocho (vino con refresco de cola) suele ser el mejunje de elección.
Esta forma de diversión, elegida especialmente por jóvenes sin dinero para restaurantes o discotecas, ya era perseguida en tiempos de la vieja normalidad. Esto sucedía porque los vecinos solían quejarse del ruido que los farristas hacían durante el botellón, y por la mugre que dejaban detrás una vez que se marchaban.
Días atrás, y durante un "operativo anti botellón" de la policía de Chipiona, un bebedor callejero huyó a todo correr pero, como la cenicienta del cuento de Perrault, perdió su calzado por el camino.
Los agentes recogieron el "zapatito" y aprovecharon el caso para hacer en redes una publicación que se volvería viral.
En el texto, la policía chipionera relata lo sucedido y se ofrece a devolver la prenda si su dueño se presenta en la comisaría con la zapatilla restante "tu DNI y tu pie de princesita".
"Correr es de cobardes y de malos toreros, e incómodo con una sola zapatilla", señalan desde la comisaría, y aprovechan la ocasión para recordar que "el botellón sigue siendo una de las máximas vías de contagio", por lo que está más que prohibido.


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