La pequeña Ella nació con la faltante de su brazo izquierdo, pero eso nunca le impidió sonreír. Más allá de esa circunstancia, la niña tiene actualmente un año y medio y es muy sana.

Cuando nació, su madre tuvo miedo que cuando creciese, comenzase a verse diferente a los demás niños y niñas, y que por esa razón, tuviese conflictos para vincularse e incluso sufrir mucho durante su adolescencia.

Con el objetivo de encontrarle un amigo fiel a su hija, que siempre estuviese a su lado, Brooke Hodgson, la madre de la pequeña de cabellos claros, se puso en campaña. Y cuando se topó con Snowy, supo que su búsqueda había terminado.

Snowy es un perro de un año que fue abandonado y que nació con una pata de menos. Cuando la mujer lo vio, supo que tenía que llevárselo a casa para cuidarlo.

Inmediatamente solicitó a la Liga de Bienestar Animal de Queensland, Australia, que le permitieran adoptarlo. A los pocos días le concedieron el permiso. Allí, Snowy y Ella se encontraron por primera vez.

La unión fue casi automática. Desde ese primer día juntos, la pequeña y el perro duermen y juegan juntos, se acompañan a todas partes y, sobre todo, se cuidan mutuamente. Se han vuelto inseparables.

"Sabía que Snowy iba a ser perfecto para Ella. Tienen la misma edad, así que les queda una larga vida de amistad por delante. Él le va a dar mucha confianza en esta etapa de crecimiento", explicó la madre de la pequeña en diálogo con el DailyMail.

Emocionada, la mujer reflexiona que esta compañía "Será genial para Ella", y agrega que "Cuando se dé cuenta de que es diferente o tenga un mal día, verá el parecido y sabrá que no está sola", concluyó.