The voice.

Los vecinos de la altisonante mujer libraron una batalla legal para poner fin a sus perturbadores berridos.

Heather Webb, una mujer de 48 años residente en Norwich, Reino Unido, fue recientemente objeto de una curiosa resolución judicial: se le prohibió cantar "a un volumen audible fuera de su apartamento" por un plazo de al menos dos años.

Según medios locales, Webb dio la lata a sus vecinos al menos desde 2014, año en que éstos comenzaron a presentar las primeras quejas de manera formal. En aquel entonces, se limitaron a llenar un formulario provisto por la municipalidad local, detallando la naturaleza de su problema. El resultado fue una advertencia policial a la que la mujer hizo caso omiso.

En 2016 los vecinos volvieron a la carga con nuevos reclamos, sin lograr tampoco una solución real a su problema. Finalmente, en diciembre de 2017 la justicia remitió a Webb una Orden de Comportamiento Criminal (CBO), donde le prohibía "involucrarse en conductas que causaran alarma o angustia" al vecindario, y también "tocar música, cantar, gritar o crear ruido en un volumen que se puede oír fuera de su propiedad".

Pese a ello, los vecinos aseguran que la aspirante a estrella de ópera no ha tomado la orden con la debida seriedad, y ha incumplido su mandato en al menos tres ocasiones, entre enero y febrero.
Paul Burford, uno de los damnificados, grabó la infracción con su teléfono y envió el archivo a la corte.

Burford dijo que el "errático canto de ópera" se produjo a las 8.30 de la mañana del 7 de febrero y sonó "como un gato ahogándose, para ser honesto". Otra vecina, que vive dos pisos por encima del apartamento de Webb, dijo que estaba viendo la televisión el 8 de enero, con los auriculares puestos, y aun así podía escuchar los "gritos y chillidos" de la cantante.

"Me quité los auriculares y me acerqué a la ventana para asegurarme de que el ruido provenía de su apartamento, y así fue", dijo la mujer, y agregó que el canto de Webb también la había molestado el 9 de enero.

El 5 de mayo Webb compareció en una nueva audiencia y dijo no recordar los incidentes de enero porque había pasado mucho tiempo. En cuanto al de febrero, aseguró haber cerrado las ventanas y hecho "todo lo posible" para no molestar al prójimo.

El juez la declaró culpable de violar la prohibición en tres ocasiones, y emitió una orden de arresto sin fianza.

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