Con la llegada de setiembre, las calles y plazas de Montevideo se cubren con la conocida “pelusa” amarilla de los plátanos, un fenómeno estacional que trae consigo molestias respiratorias y oculares para buena parte de la población sensible.

En realidad, no se trata de polvo, sino de semillas recubiertas de filamentos finos que, al desprenderse con los vientos primaverales, se convierten en un potente disparador de alergias. Estas partículas funcionan tanto como irritantes mecánicos —causando picazón y enrojecimiento— como vehículos de polen, lo que provoca estornudos, lagrimeo y congestión en quienes tienen sensibilidad previa.

La Dra. Ana Mieres, directora técnica de UCM Falck, explicó que septiembre concentra el mayor número de consultas por cuadros respiratorios alérgicos. “Los filamentos finos pueden dañar la mucosa nasal y ocular, incluso en personas no alérgicas. Pero quienes son atópicos sufren crisis más severas porque su sistema reacciona con mayor intensidad”, señaló.

Mieres recomendó anticiparse a la temporada con medicación preventiva y no esperar a los primeros síntomas fuertes. “Si hay tos persistente, obstrucción respiratoria o picazón que no cede, conviene consultar al médico”, advirtió.

Consejos para prevenir síntomas

Los registros médicos confirman que cada primavera se incrementan las consultas por alergias vinculadas a este fenómeno. Lejos de ser una simple molestia, la pelusa de los plátanos puede agravar cuadros respiratorios crónicos, como el asma, si no se toman medidas a tiempo.