En ambas márgenes del Río de la Plata menudean las manifestaciones de estupor e indignación por el accionar criminal del uruguayo Pablo Laurta, quien viajó a la provincia argentina de Córdoba para matar a su expareja, Luna Giardina, y a su exsuegra, Mariel Zamudio. Tras matar a las mujeres, secuestró a su hijo de 5 años y huyó hacia la ciudad de Gualeguaychú. La Policía local lo detuvo cuando desayunaba, despreocupadamente, en un hotel.
Tal como informáramos, Laurta también es investigado por la desaparición de un chofer de Uber, cuyo auto apareció incendiado.
De acuerdo con fuentes judiciales citadas por el portal noticioso Infobae, el 7 de octubre Laurta contrató un servicio de Uber para viajar desde Concordia, Entre Ríos, hacia la provincia de Santa Fe.
El conductor, Martín Palacios, de 49 años, aceptó el trayecto a bordo de
su Toyota Corolla blanco. La tarifa pactada, según el testimonio de su hermana,
rondaba el millón y medio de pesos.
Fue la última vez que alguien supo de él.
Dos días más tarde, el vehículo apareció incendiado en las cercanías de la ruta de las Altas Cumbres, ya en Córdoba. Desde entonces, Palacios continúa desaparecido, y su rastro se perdió después de salir de la terminal de Concordia, donde las cámaras lo registraron por última vez.
Foto: La Semana Córdoba
Al momento de su desaparición, vestía una musculosa oscura, un pantalón corto camuflado y zapatillas negras con suela blanca. En los brazos llevaba dos tatuajes: uno tribal y otro que cubre toda la extremidad izquierda. Se estima
que Laurta pudo haberlo asesinado, y los posibles motivos son dos: encubrir su
desplazamiento, o el simple hecho de que nunca tuvo consigo el dinero para
pagarle.
Martín Palacios / archivo familiar
El fuego y la muerte
A seis cuadras del lugar donde horas más tarde se hallaron los cuerpos de Giardina y Zamudio, un incendio arrasó con la iglesia Nuevo Amanecer con Jesús, en el barrio Villa Serrana.
Las llamas comenzaron alrededor de las 15:30 del sábado y se propagaron
rápidamente por el área de dormitorios. Cuando los bomberos lograron ingresar,
dos niñas uruguayas —de uno y cinco años— ya habían muerto. Otras dos mujeres
sufrieron graves quemaduras.
Los casos ofrecen demasiadas coincidencias: ambos episodios ocurrieron con menos de una hora de diferencia, y la iglesia estaba a seis cuadras de la casa de las mujeres asesinadas. Además, se informó que todas las víctimas de la iglesia formaban parte de una delegación proveniente de Uruguay.
Laurta tenía un cierto perfil público por ser parte y fundador del grupo antifeminista Varones Unidos en Uruguay.
Además, poseía antecedentes por violencia de género. De acuerdo con el relato de allegados, la familia había vivido en Uruguay hasta que su ex, Luna Giardina, de 29 años, decidió escapar con su hijo hacia Argentina, tras un intento de estrangulamiento por parte de su pareja. La mujer contaba con un botón antipánico, pero no llegó a activarlo al momento del ataque.
Desde Varones Unidos, el hombre acusaba a Giardina de “secuestrar” a su hijo.
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