En la noche del domingo, en las afueras de la localidad peruana de Paramonga, una jornada de peleas de gallos terminó en tragedia.
Jorge Luis Castillo Corzo, de 56 años, era conocido entre los asistentes al evento, dado que era poseedor de gallos de pelea y solía participar de riñas de esos animales, cruel espectáculo que en Perú es legal.
Durante los preparativos para una de las peleas, uno de los gallos de Castillo se volvió contra él y lo sorprendió con un movimiento brusco.
Tal como se aprecia en el video, el animal dio un ágil salto y golpeó a su dueño en la entrepierna. Por desgracia, el ave ya tenía colocados los espolones, afiladas cuchillas que se enganchan a las patas de los gallos de riña, y con los que causan heridas terribles a sus oponentes.
El corte provocado por el gallo tuvo la suficiente profundidad como para alcanzar una arteria del hombre, quien se desangró rápidamente. Si bien fue trasladado de inmediato a un centro de salud, los médicos no pudieron hacer nada para salvarlo.
Las autoridades investigan ahora si el lugar donde se realizaba la pelea contaba con los permisos necesarios. El sitio se encuentra alejado del casco urbano, una característica común en los espacios donde suelen desarrollarse estos eventos, muchas veces sin control ni supervisión.
En el norte chico, en distritos como Huaral y Paramonga, las peleas de gallos siguen siendo una práctica frecuente, ya que la normativa nacional las excluye de las leyes que castigan el maltrato animal.
Las muertes de personas por ataques de gallos de riña no son frecuentes, pero suceden.
En India, donde esa actividad es habitual y mueve considerables sumas de dinero, se han registrado varios precedentes, como este en el que hubo dos decesos sucesivos, o este otro en el que el ataque se produjo de camino al reñidero.
En el mismo país, hubo también un episodio análogo al acaecido ahora en Perú: el dueño de un gallo murió por una patada de este en los testículos.