Szilard Horvath, un meteorólogo de la cadena TV2 de la televisión de Hungría quiso tomarse con humor su trabajo y le costó muy caro.

El hombre, para darle color a su espacio en el telediario, fingía -con la ayuda de efectos sonoros- el sonido de flatulencias.

Y aunque dicen que "al mal tiempo, buena cara", el medio para el que trabajaba no vio con buenos ojos la gracia del experto en fenómenos climáticos.

Finalmente fue despedido.