Desde su creación, hace casi 200 años, a Uruguay se le ha hecho difícil su inserción comercial internacional. El modelo económico productivo todavía es poco diversificado y es mayoritariamente dependiente de los sectores agroexportadores, el turismo y, ahora, de la exportación de servicios informáticos. En este escenario, el gran fuerte que exhibe el país al mundo ha sido su prestigio diplomático e institucional.

En marzo de 2025, con la asunción de un nuevo gobierno, el presidente Yamandú Orsi señaló que caracterizaría su mandato como un período “de convocatoria” de todos los actores de la política y la academia del país. La intención, pues, es “poner en valor lo que ha sido ese proceso, pero también de repensarnos en un mundo tan impredecible”, indicó.

Con cuatro meses en el poder, las pautas de esta prioridad de insertar al país en los mercados del mundo están más presentes que nunca, con la etapa final del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) ya cerrada.

En entrevista con Montevideo Portal, la vicecanciller de la República, Valeria Csukasi, adelantó cómo este acuerdo constituye “un esfuerzo de 25 años” y fue “el más difícil de negociar hasta la fecha”.

La situación actual 

“El acuerdo está cerrado definitivamente, la negociación se acabó”, indicó Csukasi. “Actualmente, lo que nos está faltando es que la Comisión Europea le presente al Consejo de la Unión Europea un proyecto de decisión por el que el consejo permite que se firme. Es decir, necesitan la autorización de los 27 miembros para firmar ese acuerdo antes de finalizar”, explicó.

A diferencia del Mercosur, la UE funciona como un Estado supranacional. Por lo tanto, se necesitará la aprobación de por lo menos el 65% de los países miembro para poder ratificar y aprobarlo.

Consultada sobre la extensa historia de negociación del acuerdo, la vicecanciller apuntó que la dificultad central se debe a la agricultura, actividad económica principal de muchos países del Mercosur y la industria “más protegida en toda Europa”.

En cuanto a los efectos concretos para Uruguay, Csukasi detalló que el acuerdo mejorará el acceso a productos que ya se exportan a Europa, como la carne, y abrirá oportunidades para sectores que “hoy no tienen presencia o la perdieron en los últimos años”. Mencionó, entre otros, el caso de la pesca —que cayó en 2014 tras perder preferencias— y los cueros para tapizados de autos de alta gama. También destacó posibilidades en frutas, jugos, esencias para perfumería y otros derivados agroindustriales. “No hay producto que empeore su acceso; todos ingresarán en mejores condiciones”, subrayó.

Inversamente, frente a posibles impactos negativos por la competencia europea, fue tajante: “Ninguno”. Explicó que los sectores más protegidos por Europa quedarán cubiertos por cuotas, y que los menos protegidos enfrentarán reducciones arancelarias graduales. “El acuerdo no es perfecto, pero nadie puede pensar que 99.000 toneladas de carne vayan a afectar la producción de carne en Europa”, dijo.

Historias de campaña

El capítulo ambiental ha sido uno de los más discutidos del acuerdo, especialmente desde Europa. Francia es el país que mantiene mayores resistencias, con cuestionamientos a las condiciones de producción en el Mercosur. Csukasi respondió que esas críticas no se aplican a Uruguay y que, en general, son infundadas. “En lo ambiental, las exigencias son las exigencias internacionales. No hay exigencias nuevas”, aseguró.

“Uruguay quedó catalogado como país de riesgo bajo”, según la nueva normativa europea sobre deforestación, señaló. Otros países del bloque, como Brasil, Argentina y Paraguay, fueron clasificados como de riesgo medio. Eso significa que deberán cumplir con requisitos adicionales, por lo que “es muy falso decir que este acuerdo va a incentivar exportaciones que no cumplen con los estándares europeos. Si no cumplís, no entrás”, afirmó la viceministra.

Para Csukasi, muchas de las objeciones ambientales se usaron como herramienta de presión interna en Europa. “Se generó mucho temor para alimentar las preocupaciones de ciertos sectores productivos europeos. Era más fácil decir: ‘eso no te lo puedo dar porque mi sector productivo no me deja’”, comentó.

La previa: ¿cómo se prepara Uruguay?

A nivel político, el gobierno uruguayo apuesta a que el Parlamento ratifique el tratado con rapidez, dado el consenso que existe en todos los partidos. Mientras tanto, el país ya se prepara para su entrada en vigor. “Desde hace un mes y medio estamos trabajando con el BID, con líneas de crédito y préstamos, para trabajar en el día después del acuerdo”, dijo Csukasi.

En ese proceso están involucrados varios ministerios —Cancillería, Economía, Ganadería, Industria, Uruguay XXI—, así como cámaras empresariales y el Pit-Cnt. “La idea es que todos tengamos la misma cantidad de información, que no haya temas que no se entienden o no se comprenden”, dijo, y añadió que también se están identificando “posibles cambios legislativos y regulatorios necesarios” para adecuar el marco normativo nacional.

Para el uruguayo de a pie

Consultada sobre los efectos del acuerdo en la vida cotidiana, Csukasi respondió que depende de la posición de cada persona en la economía. Para los productores y profesionales será “más evidente”. Para los consumidores, puede haber acceso a productos que hoy no están disponibles o una baja en los precios gracias al aumento de la competencia. “Estos acuerdos son negociados para los productores, pero también pueden tener impacto en la góndola del supermercado”, afirmó.

La visión de Uruguay en el Mercosur (y en el mundo)

Por otro lado, se refirió a la propuesta de avanzar “a distintas velocidades” dentro del Mercosur, planteada por el presidente Orsi en la última cumbre del bloque. “Para Uruguay”, dijo, “ya es una realidad”. Mencionó los casos de las negociaciones bilaterales con Perú y Chile, así como la continuidad de las conversaciones con Corea del Sur, incluso cuando Argentina se bajó del proceso en 2019. “Lo que estamos diciendo es: no nos quedemos enfrascados en que siempre tenemos que actuar los cuatro juntos”, sostuvo.

Csukasi también adelantó la agenda de negociaciones que Uruguay promueve para el futuro cercano. El objetivo es cerrar el acuerdo con Emiratos Árabes Unidos antes de fin de año, ratificar el pacto ya firmado con Singapur, y reanudar las tratativas con Canadá y Corea del Sur, interrumpidas durante la pandemia. Además, Uruguay impulsa nuevos acuerdos entre el Mercosur y países como Vietnam, Indonesia y El Salvador, con los que ya existen marcos de referencia para negociar.

“Cerramos Unión Europea, cerramos EFTA. Ahora queremos cerrar EMEA este año. Esta dinámica tiene que continuar y tiene que continuar en un formato intenso”, concluyó.