A cualquiera se le puede olvidar una contraseña, pero el caso del estadounidense Stefan Thomas. Programador de profesión, se hizo con algunos bitcoins hace más de diez años, cuando las criptomonedas eran un experimento novedoso y no tenían demasiado valor.

Por aquel entonces, Thomas decidió guardar en un lugar seguro las claves de acceso a su billetera virtual. Las almaceno en un disco extraíble Ironkey. Ese tipo de discos son el suelo de los desconfiados: encriptan la información con un algoritmo inquebrantable, y ni siquiera comparten los datos con la computadora a la que los conecta.

Además, sólo admite diez intentos fallidos de ingreso de contraseña. Si se digita una clave incorrecta una vez más, el disco destruye por completo y para siempre los datos almacenados.

Ahora, Thomas tiene en su Ironkey la información de acceso a unos 240 millones de dólares en bitcoins, pero no se acuerda de la clave que puso al dispositivo.

Según informa el periódico Ámbito, tras ocho intentos infructuosos, el profesional decidió no correr más riesgos: guardó el disco en un lugar seguro, esperando que algún criptógrafo desarrolle alguna forma de descifrar la compleja clave y recuperar su dinero.