A mediados del mes pasado, el departamento de Maldonado fue escenario de un episodio atípico: el arribo de una hembra de elefante marino en avanzado estado de gestación, y que dio a luz en la costa de Piriápolis.

Se trataba del primer alumbramiento de esa especie registrado en nuestro país, dado que estos animales suelen hacerlo en puntos más meridionales del continente. La presencia de la elefanta ameritó un despliegue de recursos humanos y la generación de un perímetro de restricción para que madre e hija —la cría fue una hembra y se la llamó Francisca— no fueran perturbadas.

A principios de este mes, para mayor sorpresa de los expertos, otra elefanta llegó a las costas maldonadenses, más precisamente a José Ignacio, y al parecer con el mismo fin que su congénere de Piriápolis. Al igual que en el caso anterior, se dispusieron medidas para garantizar tranquilidad al animal.

Ahora, y confirmando el dicho de que “no hay dos sin tres”, una nueva hembra de elefante marino recaló en la costa uruguaya, esta vez más al oeste, en el balneario canario de San Luis.

Jorge Daniel Salerti, vecino de la zona con más de una década de experiencia en labores de rescate de fauna marina, explicó al medio local Diario de Arena que el animal es, efectivamente, una hembra joven.

A diferencia de los dos casos anteriores, la recién llegada no muestra señales evidentes de estar gestando, aunque esto no puede descartarse. Además, dijo que estos animales llegan a veces a las costas con el fin de descansar o mudar de piel, algo que sucede en esta época del año.

Ante la grata e inesperada visita, vecinos y activistas se organizaron para asegurar que el animal no sea perturbado por humanos ni mascotas. Para ello, cercaron un vasto perímetro y dispusieron guardias nocturnas y diurnas.