La cultura gastronómica avanza en el país. Logra territorios, permite explorar sensibilidades diversas y se vuelve más exigente. A caballo del crecimiento económico del país en los últimos 15 años, se están procesando cambios en el consumidor de vinos en Uruguay. Al tiempo que cae el consumo global -sumados los de damajuana de 10 litros más los VCP (Vinos de Calidad Preferente- aumenta levemente de estos últimos. Esto expresa una migración del consumidor hacia vinos de mejor calidad. Y dentro de la franja de calidad, también hay movimientos como lo expresan los sommeliers y propietarios de tiendas de vinos consultados por Montevideo Portal.

POR 80 PESOS MÁS

Alejandro Domínguez es propietario de la cadena de tiendas gourmet "Iberpark". "Nuestra venta se ha incrementado y en el segmento en donde tenemos la propuesta más amplia, de 300 pesos la botella, consolidamos ventas. Nuestro precio promedio es de 320 pesos", dice.

Advierte que hay dos tipos de públicos. El primero no es muy conocedor de vinos, abandonó el vino de bajo precio y se inclina por las marcas y variedades clásicas. El otro consumidor explora cepas nuevas y bodegas emergentes con productos de calidad.

Fernando Doño, de la tienda "Las Croabas", asegura que el consumidor de vinos se ha "alfabetizado" y desde hace unos 5 años se ha vuelto más exigente. "En esa tendencia, los vinos uruguayos se han visto beneficiados porque se han puesto a tiro de argentinos y chilenos. Las bodegas uruguayas están haciendo muy buenos vinos y el público parece haberse cansado del vino de esos países, con azúcar residual y algo empalagosos", expresa. "La gente se anima a explorar otras bodegas y cepas. Gasta 80 pesos más y ya no regresa para atrás", explica.

Tanto desde "Iberpark" como desde "Las Croabas" se señala que las bodegas boutique están penetrando lentamente en el mercado, así como nuevas cepas (Arinarnoa, Marselán y Zinfandel, por ejemplo). Entre las nuevas bodegas aparecen con fuerza Bresesti, Bracco, Quinta Santero y Casa Grande, entre otras.

MÁS VARIEDAD, MÁS CALIDAD

Liber Pisciotano es sommeliere y dirige el bar "Wine Experience". Dice que se han producido cambios en los hábitos de consumo, pasando de un "uruguayo conservador" a otro que le seduce la variedad. "Creció la oferta de vinos que se encuentran en el mercado y este crecimiento sumado a una nueva generación más curiosa produjo que se pueda observar menos fidelidad a la marca y variedad", agrega.

Otro aspecto que ha cambiado es el de las ocasiones de consumo, explica este sommeliere. "Ahora el vino se viene consolidando en gastronomía como el compañero ideal para el almuerzo o cena, en competencia con la cerveza pero desplazando al whisky. Es cada vez menos frecuente ver a los comensales acompañar la comida con este destilado. Hace 10 o 12 años atrás era cosa de todos los días", añade.

Gabriela Zimmer, también sommeliére y comunicadora, reafirma que hay un empuje de los VCP y un proceso de cambio de hábitos en el consumidor de vinos y que se debe a "la nueva oferta de bares de vinos que hay en Montevideo. La opción de elegir un vino por copa aporta mucho al conocimiento y extensión del consumo de vino ya que no siempre el cliente está en una situación en la que sea posible beber la totalidad de una botella. También, la copa permite que el rango de opciones sea más amplio".

Otro punto que destaca Zimmer "es el creciente interés por saber de dónde provienen y qué contienen los productos que consumimos. Esto no se limita solo al ámbito del vino sino que se extiende tanto a otras bebidas como a los alimentos. En todo caso, creo que Uruguay acompaña a una movida internacional que tiene conciencia de consumo y que también busca una experiencia sensorial en torno al vino y la gastronomía".