Pavel Loginov tiene 25 años y reside en la ciudad de Ozyorsk, en el sur de Rusia. El muchacho está —o al menos estaba— muy enamorado de Olga, una vecina de su barrio. Con la intención de impresionarla, planeó una loca declaración romántica.

Para ello, Pavel se fue hasta la azotea del edificio de Olga, y se descolgó con una cuerda hasta quedar frente a su ventana, en el octavo piso. Todo esto salió según lo planeado, pero luego las cosas se complicaron, y Pavel demostró haber cometido un error que todos los héroes de películas condenan: no tener un plan B.

La idea era asomarse a la ventana y quedar como un superhéroe, pero Olga estaba encerrada en la ducha y no podía oír las voces del inesperado Romeo. Pavel incluso la llamó desde su celular, pero no tuvo éxito.

Así las cosas, el ruso decidió improvisar ese plan B que no tenía: llamar a gritos a la mamá de Olga.

"Señora Lena, déjeme entrar, no tengo otra forma de salir de acá", berreó Pavel, que no logró hacerse oír por la señora pero sí por los vecinos, que primero filmaron la escena y luego fueron al apartamento de Olga a avisar de la situación.

Finalmente, los mismos vecinos y algunos amigos de Pavel lograron rescatarlo, subiendo a la azotea e izando la cuerda, según consigna Daily Mail.

Mientras esto sucedía, Olga terminó su ducha y se asomó a la ventana envuelta en una toalla para ver de qué iba todo el escándalo.

Desde la azotea, Pavel le comunicó a grito pelado sus románticas intenciones. Y Olga le respondió que se dejara de molestar, para luego cerrar la ventana.