Versión asiática del gaucho de nuestras penillanuras, un productor rural chino resolvió arrear sus animales para -según explicó después- ahorrarse el dinero que le cobraba un camionero para hacer el traslado.

A diferencia de los arrieros criollos, la tropilla de este hombre no consistía en reses vacunas sino en 1.300 cabezas de "ganado aviar", más exactamente gansos.

Según la prensa local, el arreo de aves ocupaba los dos carriles de una ruta en provincia de Hubei, hasta que la Policía tomó cartas en el asunto y obligó al propietario de los gansos a ordenarlos de un solo lado.