El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que su par venezolano, Nicolás Maduro, tiene los días “contados” y evitó descartar una eventual intervención militar terrestre en Venezuela, en una entrevista concedida al medio político Politico.
“Sus días están contados”, declaró Trump al ser consultado sobre hasta dónde estaría dispuesto a llegar para sacar a Maduro del poder. Ante la pregunta directa de si podía descartarse una invasión con tropas estadounidenses en territorio venezolano, el mandatario se negó a dar una respuesta clara: “No quiero confirmarlo ni descartarlo”.
Las declaraciones se producen en medio de una escalada sostenida de presiones diplomáticas, económicas y ahora también militares por parte de Washington contra Caracas.
Presencia militar y acusaciones de “narcoterrorismo”
Desde mediados de 2025, el gobierno de Trump mantiene un despliegue militar reforzado en el Caribe y el Pacífico oriental, en el marco de la operación denominada “Lanza del Sur”, oficialmente orientada al combate contra el narcotráfico. Washington acusa a Maduro de liderar el llamado “Cartel de los Soles”, una estructura que —según la Casa Blanca— articula redes de tráfico de drogas desde Venezuela.
De acuerdo con la información difundida por la administración estadounidense, la operación ha permitido destruir cerca de una veintena de embarcaciones presuntamente cargadas con estupefacientes. Sin embargo, la misma ofensiva ha sido objeto de fuertes cuestionamientos por organismos de derechos humanos, debido a la muerte de más de 80 personas en operativos calificados por críticos como ejecuciones extrajudiciales.
Trump ha reiterado, además, que “pronto” podrían comenzar ataques directos contra estructuras del narcotráfico dentro del territorio venezolano, lo que supone un salto cualitativo en la confrontación bilateral.
Contacto directo entre Trump y Maduro
Pese a la dureza del discurso público, en noviembre Trump y Maduro mantuvieron una conversación telefónica que, según fuentes citadas por The Washington Post, fue de tono cordial. En ese diálogo, el mandatario estadounidense habría manifestado su deseo de que Maduro dejara el poder, pero sin plantear ultimátums ni plazos concretos. Ambas partes se comprometieron, además, a mantener canales de comunicación abiertos.
Esta dualidad —amenazas públicas y contactos reservados— refleja una estrategia ambigua de Washington, que combina presión máxima con vías de negociación indirecta.
Con información de EFE