En febrero último, la Justicia dictó una condena de 20 años para Humberto Radiccioni, empresario ladrillero que en setiembre  de 2023 asesinó a disparos a sus dos socios dentro del predio de la empresa, en Empalme Olmos.

El caso tuvo especial repercusión tras la viralización del audio de la llamada que una de las víctimas hizo al 911 antes de morir. En la grabación, mientras el herido trata de explicar la situación a la operadora, se escucha claramente cómo el asesino regresa, insulta a las víctimas y las remata.

Asimismo, el registro de las cámaras de seguridad muestra a las víctimas ingresando a un antiguo ómnibus estacionado en el patio del predio, que se utilizaba como oficina. Radiccioni entra tras ellos y, luego de unos instantes, sale rumbo a su casa, situada a los fondos del mismo terreno. Allí recarga su arma para luego desandar su camino, entrar de nuevo al bus y volver a disparar contra sus socios. Las víctimas fueron Nicolás Bruzzone y Jorge Percovich, de 30 y 42 años. El matador tenía entonces 76.

El caso tuvo también tintes políticos, ya que el ahora condenado habría contraído en 2019 una abultada deuda con una de las víctimas, dinero que habría usado para financiar la campaña de su hijo, Javier Radiccioni, quien ese mismo año fue elegido diputado por el Partido Nacional.

Luego necesitado de más dinero, ofreció a su acreedores ser socios de la empresa, y quedo en minoría societaria frente a ellos. Situación que habría generado un malestar que pudo haber sido el móvil del crimen.

 El terreno de Empalme Olmos donde se encuentra la fábrica está a nombre de uno de los hijos de Radiccioni, y  apenas semanas después del doble crimen, ese descendiente hizo una intimación de pago a la empresa por el arrendamiento. Con dos socios asesinados y uno arrestado, la empresa estaba cerrada y no pudo pagar, razón por la que el acreedor intentó llevarse mercadería —más de cuatro camiones con remolque— como compensación. El retiro de la mercadería fue impedido por el personal de la ladrillera, a quienes también se debía dinero.

Por ello, en aquel entonces el periodista Eduardo Prevé sugirió la posibilidad de que el crimen obedeciera a la intención de que la familia Radiccioni recuperara el control de la fábrica, sin comprar la parte antes vendida a sus socios.

prisión domiciliaria y tobillera

Tras su detención e imputación, el septuagenario quedo en prisión domiciliara debido a su edad, y también a condiciones de salud. Dicha medida se cumplió en una finca que el doble homicida posee en el balneario de Atlántida.

En diciembre de ese año, el padre de Nicolás Bruzzone denunció que la tobillera electrónica del asesino había estado cuatro horas apagada. Además, manejó también la idea de que la acción del anciano obedecía a un plan “empresarial” premeditado.

“Estamos pidiendo que este señor vaya preso. Parece hasta una tomadura de pelo que este tipo siga con prisión domiciliaria después del doble asesinato que cometió con un fin, que era volver a quedarse con la ladrillera en exclusividad porque la había tenido que compartir con los dos socios, a los que mató, y no disponía de dinero para comprarles la parte”, expresó el hombre.

En febrero último Radiccioni fue condenado como “autor penalmente responsable de un delito de homicidio especialmente agravado a título de dolo directo”  y sentenciado a 20 años de prisión efectiva, sentencia que fue ratificada el mes pasado.

En ambas instancias judiciales, la defensa del homicida enfatizo que este “padece hipertensión arterial, cataratas y síndrome parkinsoniano, lo que implica requerimientos especiales en su alojamiento”.. Sin embargo, la Justicia rechazó la solicitud de mantener la prisión domiciliaria, y dispuso su ingreso en la Unidad n° 1 de Punta de Rieles, donde podrá contar con el seguimiento necesario para sus problemas de salud.

Anoche, según informó en redes sociales Eduardo Preve, Radiccioni ingresó finalmente en la cárcel