Por Joaquín Symonds y Nicolás Delgado

El 20 de abril, Juan Gómez cumplirá dos años como fiscal de Corte subrogante, cargo que ocupa desde que Jorge Díaz dejó la titularidad del Ministerio Público. El magistrado entró en setiembre de 1975 a la Fiscalía y pasó por varios departamentos y roles, destacándose su desempeño en Crimen Organizado y Homicidios. Tras casi medio siglo como funcionario público, responde a quienes cuestionan su continuidad al frente de la institución y fundamenta el traslado de la fiscal Gabriela Fossati, que investigó el caso Astesiano. Además, deja sus primeras impresiones sobre la denuncia de Romina Celeste contra el senador nacionalista Gustavo Penadés por explotación sexual de menores.

Gómez dice que siempre estuvo en lugares difíciles, y asume que la tarea que enfrenta no es sencilla. En aquellos días en que las críticas feroces abruman y las ganas de abandonar su despacho por la calle Paysandú predominan, el fiscal de Corte busca esas ganas y cariño que le tiene a la Fiscalía para seguir. 

En entrevista con Montevideo Portal, contestó a quienes lo cuestionan y realizó un balance de su gestión.

¿Qué evaluación hace de estos dos años en los que ha subrogado al exfiscal de Corte Jorge Díaz? 

Al contrario de lo que algunos puedan pensar, y lo digo muy en serio, haría una evaluación en términos generales positiva, de mucho trabajo, de acercamiento, en la medida de nuestras posibilidades, a un trato muy personal con todos los funcionarios. Yo recibo de inmediato a cualquier funcionario, sea fiscal, técnico o administrativo que quiera plantear algún tipo de situación.

También he de destacar una serie de objetivos que se están terminando de consolidar ahora, entre ellos un centro de formación muy potente y muy dinámico que, a partir de julio del año pasado y hasta diciembre, realizó enormes jornadas de capacitación que comprendieron como a 3.000 personas, tanto de la Fiscalía como de otros organismos, como la Policía, y con la participación de magistrados judiciales y defensores. Esa tarea de capacitación sigue este año.

También logramos reestructurar el Departamento Jurídico de la institución y estamos muy conformes con esas decisiones. Luego de cinco o seis años sin obtener resultados en Rendiciones de Cuentas ni presupuestos, en 2022 logramos la creación de 42 cargos, que se están llenando; las famosas venias que a veces reclamamos. Dentro de esos 42 cargos está la creación de la Fiscalía de Lavado de Activos y una fiscalía más en adolescentes, que permitió organizar el trabajo en esa materia, permitiendo que una fiscalía se dedique únicamente a las grandes operaciones relacionadas al tráfico internacional de sustancias.

Se crearon dos fiscalías en el interior del país, para aliviar algunas zonas del país que tienen un solo fiscal que vive de turno. En este marco, sería necesario por lo menos la designación de otra fiscalía. Por estas cosas digo que, más allá de opiniones, que la pueden tener señalando lo contrario, sobre estos temas no podrán decir nada, porque lo que dije es la más estricta verdad.

En el último tiempo se ha dicho que la Fiscalía se ha politizado, ¿lo ha pensado?

Ese es un discurso, con perdón de la expresión, muy fácil de hacer y muy difícil de probar con hechos claros. La existencia de opiniones distintas desde el punto de vista gremial es legítimo, democrático y absolutamente conforme a derecho y a las reglas más básicas de la convivencia pacífica. Eso no quita que, aunque se sostenga determinada línea de actuación en un gremio, los fiscales no sean colegas y respetuosos unos de otros. Estamos hablando de 344 fiscales y, como en toda actividad humana, puede darse alguna situación en algún núcleo muy reducido de radicalización que no es conveniente a mi juicio.

Aprovecho para resaltar que quienes tienen el orgullo de ser fiscales deben tener muy en claro que no están sujetos a actividades partidarias. No es ese el interés que puede primar. Si hay algo claro a esta altura, tras un año y medio subrogando al fiscal de Corte, parece evidente que este ser humano, por llamarme de alguna manera, no cuenta con apoyos partidarios, y me parece muy bien que sea así.

No es necesario andar gritando para que alguien reconozca la conducción de la institución. Tiene una conducción, sabe hacia dónde va, a lo que apunta, tiene objetivos claros y siempre están ligados a la institucionalidad, a la seriedad de un servicio descentralizado que debe dar ese actuar sobrio, medido, objetivo y ecuánime a la gente.

Se ha planteado que en Fiscalía parece haber dos corrientes: una pro Jorge Díaz y otra que va en contra.

Es un mito eso, es un mito. No tiene sentido que sigamos. Ya sé que la figura del doctor Díaz es relevante en la vida intelectual jurídica de este país, es una persona de mucha capacidad que impulsó una reforma del sistema procesal penal, pero es un ser humano como cualquiera. A veces supone hasta una falta de respeto pensar que uno puede estar al frente de una institución recibiendo sugerencias, consejos o lo que fuere de una persona que estuvo ya hace bastante tiempo. Será uno de los mitos que el tiempo destruirá, o no.

En mi caso, ya lo tomo con solfa, porque esos temas tienen un ribete político sin dudas. El no contar con apoyos debería ser carta de presentación suficiente para decir que la vida de esta institución no se maneja con criterios partidarios ni políticos; sí se maneja por criterios de objetividad y ecuanimidad.

Pero la crítica no va por el lado de que usted siga recibiendo consejos de Díaz, sino que pone el foco en los fiscales, en quienes estarían a favor de Díaz y en contra de él. 

Esas son conjeturas. Yo conozco la totalidad de los fiscales y sé que actúan con independencia de criterios y con el respeto que se le debe a todo profesional, tanto abogados públicos como privados.

A medida que vaya pasando el tiempo, espero que se termine eso que parece de farándula argentina, con respeto a los ciudadanos argentinos.

Gómez. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Gómez. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

A nivel familiar y de salud, ¿cómo lo han afectado los dos años de ejercicio como fiscal de Corte?

Le mentiría si le diría que sigo con el mismo régimen que tenía antes. Por lo menos, antes caminaba y me cuidaba un poco más la salud. Ahora, por consejo de los médicos, pretendo volver a dedicarme al menos a alguna actividad física que no estaba haciendo. Y, desde el punto de vista familiar, felizmente cuento con un gran apoyo, sin el cual tampoco sería posible, porque las jornadas son largas.

Desde hace muchísimos años no apago mi teléfono celular y trato de responder a quien llame. Eso supone a veces una carga mayor, que puede afectar lo que es una charla con la esposa, con las hijas y ahora con el nieto. Es a término, y cuando digo esto vuelvo a decir: soy muy optimista porque sueño soluciones a futuro, pero la realidad no depende de mí, sino de que el sistema político se ponga de acuerdo y designe a un nuevo fiscal de Corte y que la institución esté correctamente conformada. Cuando eso suceda, que puede ser en cualquier momento, pondré fin a mi carrera acá y lo asumiré con la tranquilidad de haber hecho lo posible para que las cosas funcionaran bien.

¿Tiene ganas de que eso pase? 

Mire, ganas no puedo decir, porque le mentiría. Porque si le digo que vivo pensando en soluciones, parecería que la mente le está diciendo que siga.

Yo no vivo pensando en que lleguen las siete de la tarde o las ocho para volver a mi casa; vivo pensando en el trabajo. Y algún día, de esos muy cruentos en cuanto a opiniones y ataques, uno a veces se queda pensando: “¿Qué estoy haciendo acá?”. Pero al día siguiente la fuerza se renueva. En definitiva, no es algo que dependa de mí.

Siempre estuve en los lugares que exigían y exigían mucho, como en Rivera, Maldonado, en el Crimen Organizado y en Homicidios, y ahora en esto. Entonces, siento que he dado lo que tengo, con la máxima decencia y dignidad. Prueba de eso es que la gente que no está radicalizada suele reconocer en mi persona el respeto, tan uruguayo. No podemos seguir importando conductas de otras regiones que no son las más edificantes.

¿Por qué decidió trasladar a Gabriela Fossati a fines de marzo? Porque, si bien ella no lo hizo formalmente, sí realizó el pedido de traslado antes.

Son decisiones internas. Uno acumula información. Y bueno… si alguien reiteradamente solicitaba ser apartada del conocimiento de un caso, y si el caso principal fue resuelto con un proceso abreviado que mereció palabras de elogios de mi parte, y que las reitero, por si faltara algo, porque en función de las imputaciones que se hicieron se obtuvo muy buen resultado, pretendíamos que la organización del trabajo fuera distinta e ingresara en un camino distinto.

Cuando dice “organización”, ¿se refiere a blindar la causa y que la fiscal no salga tanto en los medios de comunicación?

Hay un poco de todo en las situaciones. Pero quizá no se puede trabajar constantemente sujeto a la opinión pública. A veces es bueno crear mecanismos de análisis, de contención, de mayor tranquilidad cuanto más importantes son los temas que se tengan que resolver.

Vuelvo al principio, es al acopio de una serie de informaciones que la propia fiscal producía, ya que reiteradamente pedía irse del caso. Le cito las últimas veces: el 4 de marzo, el 6 de marzo, el 17 de marzo y el día en que tomo la decisión me pide un nuevo destino. Evidentemente, eso uno lo tiene que tener en cuenta. Que el destino no sea el que la persona pretende es una cuestión interna y va a las decisiones que uno tiene que tomar, y que las toma con sobriedad y con conocimiento de causa, en el acierto o en el error.

Ella fue bastante dura con usted en redes sociales, le dio me gusta a un tuit que llamaba “zapallo” a Fernando Pereira, entre otras expresiones en redes sociales contra la Fiscalía. ¿En algún momento evaluó sancionarla o aún lo evalúa?

Yo creo que quien está al frente de un servicio debe tener el cuerpo o el alma zurcida y no llevarse por apreciaciones que muchas veces ni siquiera son hechas cara a cara. Nosotros no podemos obligar a los fiscales a que no tengan participación en redes sociales, pero sí, como lo hemos hecho, solicitar prudencia, mucha prudencia en el uso de esas redes y en el respeto a la población, para evitar acciones de naturaleza política salvo el voto.

Una publicación como la que realizó en referencia a Pereira, entre otras, al fin y al cabo debilita a la Fiscalía.

Las apreciaciones que ha hecho la propia fiscal señalan que fue una especie de acto involuntario y que no estaba destinado [el calificativo de “zapallo”] precisamente a la figura del señor presidente del Frente Amplio. Son situaciones que uno tiene que analizarlas con un criterio de ponderación y no dejarse llevar al grito. En mi caso, no ha incidido en absoluto las cuestiones relacionadas con publicaciones referidas a mí o a otras personas. Pero sí hay que mantener la prudencia en redes sociales, que muchas veces suponen una exposición no deseable, o que no le hacen bien a la salud de la sociedad. Si podemos evitar eso, creo que buena cosa estaríamos haciendo.

Gómez. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Gómez. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

¿Sintió en algún momento que la fiscal Fossati le faltó el respeto?

Mire, el respeto se construye diariamente con trabajo, con saber considerar a los demás seres humanos. Ha tenido apreciaciones sobre mi persona que he considerado que no se ajustan a la realidad y en eso doy por zanjado los temas, porque me parece que no edifica nada y esto es largo; esto es largo y las actitudes siempre van a quedar claramente en situación de ser apreciadas por las demás personas.

Yo siento que tengo la obligación de contribuir a que la Fiscalía General de la Nación aporte a la sociedad lo que debe aportar, que es seriedad, celeridad, ecuanimidad e intentar hacer lo correcto logrando la confianza de la gente.

Mirándolo en perspectiva, con el diario del lunes, ¿hubiera sido mejor apartarla del caso sobre el año pasado cuando comenzaron los entredichos entre usted y Fossati?

Sí, con el diario del lunes, del martes y del miércoles es muy fácil de opinar. En su momento, y eso me condiciona un poco, dije que no era conveniente su traslado. Pero esto es dinámico, y terminó con éxito la principal causa, que es la que más llama la atención, porque si usted le pregunta a cualquier ciudadano cuál es la investigación de los pasaportes, yo creo que muy pocos le responderán con algún grado de certeza. Cambiaron las circunstancias, es otro momento de la propia institución, y por eso el traslado lo adopté con la máxima tranquilidad que puedo tener. Yo no actúo bajo presión, por enojos, no me sale.

Quizá en este caso puede haber llamado la atención que la polémica con Fossati fue más allá de las puertas de Fiscalía: se divulgaron audios, hubo señalamientos en medios de comunicación… 

Audios privados, y ahí empezamos con las situaciones que se importan de otros países. Habrá percepciones que lo verán como usted plantea, y otras percepciones, como la que tengo yo, que es que lo importante acá es la institución y no las personas. Juan Gómez no es importante.

A propósito del traslado de Fossati, la Asociación de Abogados Penalistas emitió un comunicado [en el que expresa que “la situación es insostenible” y que el sistema político debe “designar a un fiscal de Corte que termine con esta situación de provisoriato”]. ¿Cómo recibió ese comunicado?

Lo recibí como un acto de ingratitud y así le hice saber a algún integrante de la asociación, que respetamos muchísimo, que hemos tenido varias reuniones, y en este momento estamos estudiando la forma de lograr el acceso a las carpetas investigativas sin necesidad de depender de funcionarios para facilitar el trabajo de los abogados públicos y privados.

Por eso, me encantaría, por eso hablo de ingratitud, que me vinieran a decir por qué razón se solicitaba mi dimisión y con qué fundamento real. Es como si yo me tomara el atrevimiento de analizar si la conformación de la directiva de la Asociación de Penalistas de Uruguay está bien o mal, si alguien debe estar o alguien no.

Son expresiones y sabrán con qué fundamento, para ser muy respetuoso de las opiniones ajenas, se creen con el derecho de solicitar la renuncia de un funcionario público. Además, aprovecho a señalar que, constitucionalmente, considero que no tiene al día de hoy válidamente una posibilidad de subrogación inmediata.

Agradezco que se hayan preocupado, en ese comunicado, también por mi salud. [Los penalistas plantean que “esta situación de provisoriato […] no hace bien al Sistema de Justicia, a la Fiscalía General, ni a quien hoy ocupa ese cargo”]. Obviamente es un patrimonio, de los poco que tengo, que puedo administrarlo de la forma más conveniente. No tenga ninguna duda de que me gusta vivir y me encantaría pasar todo este período y en el día de mañana ver si puedo ser útil a alguien, intentar serlo, o, si no, serán cosas de la vida y las circunstancias. El hombre y sus circunstancia en definitiva serán las que marcarán.

Se lo escucha particularmente dolido cuando habla de este tema. 

Yo qué sé… a mí no se me ocurriría decir…, pero dejémoslo ahí. Mire que problemas en cualquier actividad humana puede haber, acá o en la Asociación de Penalistas del Uruguay. Yo no señalaría cuestionamientos a la legítima dirección de esa asociación, tan legítima como la dirección que tiene la Fiscalía General de la Nación.

¿Ha podido hablar con Fossati últimamente? 

Intercambio de mensajes deseando continuidad en las recuperaciones de uno y de otro.

El hecho de que haya regresado dos veces antes de lo previsto de su licencia médica, ¿le genera algún tipo de preocupación?

No, es una cuestión médica. Nosotros cumplimos con las reglamentaciones al pie de la letra. Si un médico tratante dice que alguien está en condiciones de reintegrarse, la Fiscalía no tiene ningún argumento para decir que no es así. Lo tomamos con la sana alegría de saber que alguien se recuperó y con el sano egoismo de saber que cada recurso humano que está cumpliendo con el servicio que tenemos que cumplir es necesario.

¿Cómo quedó la relación con Fossati? 

En lo profesional, correctamente. Es una relación profesional llevada por personas adultas y con mucho respeto. No tengo otra cosa que manifestar.

¿Puede explicar cómo fue la designación de la fiscal para atender la denuncia de Romina Celeste Papasso contra el senador del Partido Nacional Gustavo Penadés?

A esta altura no puedo hacer comentarios. Está en un equipo fiscal que tiene el deber de investigar con la mayor profesionalidad esa circunstancia.

Los hechos relatados ocurrieron hace 17 años y el delito prescribiría a los 15. ¿Por qué iniciar una investigación de oficio?

Pueden haber causales de la interrupción de la prescripción y se maneja en este caso alguna situación de ese estilo. Para tranquilidad de todo el mundo y de un país apegado al derecho, para que no queden dudas, para que se respete la honorabilidad de las personas, tanto de unos como de otros, tanto de imputados como de eventuales víctimas o denunciantes, preferimos que los hechos se investiguen.

La Fiscalía es la que puede dar garantías [sobre] si los hechos pasaron o no, si es algo que no corresponde o grotesco, o lo contrario. Me parece que está en la tapa del libro que en ese tipo de casos solo el sistema puede dar una respuesta con la credibilidad que uno le exige a la actuación de los fiscales.

Gómez. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Gómez. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

¿A la Fiscalía han llegado más denuncias de este tipo contra el senador?

No me consta. 

¿Cómo valoró el respaldo del ministro del Interior, Luis Alberto Heber, a Penadés? Su cartera es auxiliar de Fiscalía en todas las investigaciones.

Es una opinión y me parece correcta. No tengo otra manifestación que hacer. Son personas que se conocen desde hace mucho tiempo.

Que sea ministro del Interior, jefe político de la Policía, ¿no altera el trabajo?

No, no altera el trabajo de la Fiscalía porque es independiente, es objetiva. No altera para nada una opinión de ese tipo. No debemos guiarnos por ese tipo de comentarios.