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En una defensa encendida del vicepresidente, Fasano contó la historia del short, dijo que lo que Sendic hizo "fue más que una licenciatura" y aseguró que también pagó gastos de su bolsillo. "¿Enriquecimiento ilícito o malversación de fondos del presidente de ANCAP, por valor de 14 dólares mensuales?", se pregunta.

El ex director del diario La República, Federico Fasano Mertens, figura históricamente vinculada al Frente Amplio, terció en la polémica sobre la situación de Raúl Sendic con un editorial en La Red 21 (medio que dirige su hijo y que cuenta con el archivo del diario La República).

"Yo acuso al vicepresidente de la República de no rendir cuentas en su gestión pública, gastos por 14 dólares mensuales, unos $399 por mes. El Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio, que él mismo convocó, así lo certificó y por lo tanto queda comprobado que se enriqueció ilícitamente al olvidar rendir cuentas por valor de casi $400 mensuales durante sus 9 años de gestión al frente de la empresa estatal más poderosa del Estado uruguayo", comienza Fasano en forma irónica.

Agrega que "su sospechosa omisión de no haber encontrado tiempo en sus tareas de presidente de ANCAP, para detectar que faltaban declarar 399 pesos mensuales, enriquecieron ilícitamente su fortuna personal en la suma de U$S 1.548 durante sus 9 años de gestión, si sumamos todos los años donde se olvidó rendir cuentas de 172 dólares cada uno de esos años, descontados los reembolsos que realizó". "Su castigo debe ser ejemplar: la destitución forzada o su dimisión inmediata a la vicepresidencia de la República, función que le fuera encomendada por 1.200.000 ciudadanos", dice el periodista.

"No estamos hablando de Alicia en el país de las maravillas, ni de la República de Parva Domus que opera imaginariamente en nuestra Punta Carretas. Esta desmesura está ocurriendo hoy, con dramático realismo, en la República Oriental del Uruguay, donde gobierna desde hace más de una docena de años, una izquierda que es orgullo de América Latina", critica luego Fasano.

Para el periodista, un sector de la izquierda nacional "cayó en las redes de una lógica implacable inoculada en una opinión pública tan incrédula de todo como dispuesta a creer las mayores desmesuras".

"Si Catón, el Viejo, viviera, lo escucharíamos decir, una y otra vez, ‘delenda Sendic est', Sendic debe ser destruido. Nunca vi en mis 58 años de periodista un linchamiento mediático de tamañas características, ni por la vacuidad del inexistente crimen, ni por la importancia del cargo detentado, ni por el aval moral de una vida honesta dedicada al servicio de las mejores causas populares", agrega.

A su juicio, se trata de la obra de "opositores y calumniadores seriales que buscan detener este proceso histórico de cambios en el país", que "se lanzaron como mastines sobre la honra de nuestro vicepresidente instalando un miserable circo mediático, pletórico de maledicencia".

Fasano opina que "la razón, la evaluación de los hechos, la sensatez, la mesura, han sido derrotadas por la instalación del prejuicio", aunque reconoce que tiene más amigos entre los detractores de Sendic que entre quienes lo defienden.

El que calla otorga

Fasano aclara que no quería a Sendic de vicepresidente ni votó su sector y que solo lo une a él "la pertenencia a la misma utopía de ciudadanos iguales", pero asegura que no puede seguir callándose "ante tamaña desmesura, injusticia y linchamiento de un compañero, que como todo ser humano, se ha equivocado en numerosas oportunidades, pero ha exhibido una vida de idealismo y compromiso popular, sin ceder nunca a la tentación de la corrupción".

"Cuando Sendic militaba en el 26 de Marzo, me brindó el elogio de su odio, por los ataques que yo comandaba contra el infantilismo de izquierda, encarnado por esa patrulla extraviada del seispuntismo. Nunca saldamos esos agravios. Podría quedarme callado y esperar sentado como espectador del show mediático (...) No sería yo mismo. Lo consideraría una traición a mi conciencia. Siempre estuve y estaré al lado de los ‘perdedores', en el sentido ético del término. Y por eso salgo hoy a condenar una injusticia", dice.

Luego enumera el rápido ascenso al poder de Sendic, sus logros, y considera que eso fue lo que eso "en Uruguay activa las ondas del sexto pecado capital" (la envidia).

Y el cepo "empezaron a gestarlo las enormes redes capilares de la corrupción que en los períodos prefrentistas se adueñaron de ANCAP y de los resortes del Estado, los mismos que dejaron en ruinas a la principal empresa pública uruguaya".

"Los denunciantes, actúan como el carterista que huye, al grito de ‘al ladrón, al ladrón' para ocultar su propio robo", opina Fasano, que critica la "campaña de envilecimiento de la función pública".

La licenciatura

"Después vino el sainete de la licenciatura. Ataque por encargo, fuera de todo contexto, ignorando la esencia, aprovechando las formas, exhibiendo los truhanes de la política toda su carga de mendicidad ética", dice Fasano.

"¿Quién puede negarle a Sendic su formación académica? No es un impostor. Fue elegido entre los mejores estudiantes de Medicina de Cuba (la isla de la excelencia sanitaria), para iniciar el primer curso de genética de la isla. Completó la totalidad del curso de la nueva disciplina, los dos años, con excelentes notas, curso que le otorgaba una licencia o autorización para dar clases de genética, investigar ese campo científico e incluso ejercerlo. ¿Es una licenciatura? No lo es porque no existía tal título. Era una licencia para investigar y dar clases y ejercer. En términos reales es esencialmente lo mismo, en términos formales no encontraremos el vocablo licenciatura en ese documento. Lucía Topolanski no se equivocó al decir que vio el título. Vio el certificado o licencia que lo habilitaba a esas actividades. Pero además Sendic cursó, también con las mejores notas, 4 años en la Facultad de Medicina de La Habana y además revalidó todas esas materias en la Universidad de la República de nuestro país. Esa licencia, más los 4 años de medicina, son más que una licenciatura", dice Fasano.

"Pero es cierto, se equivocó. No debió permitir el vocablo Lic. en la currícula que le imprimieron cuando asumió la vicepresidencia de la República. Es verdad que nunca se presentó ante la gente como el Licenciado Sendic y que nunca ejerció esa función. Pero permitió, en el fárrago de sus responsabilidades ejecutivas, que su apellido fuera adornado por el polémico ‘Lic.'. Porque, en su conciencia, él creía que había completado los estudios de genética, como efectivamente lo hizo en Cuba. Fue un error. Pero no hubo dolo, ni mala fe", dice.

El colchón y el short

Recuerda también que "inventaron la compra de un colchón". "Nunca existió tal colchón y cuando se comprobó la mendacidad, nadie salió a desmentirla", dice.

"Si el colchón no funcionó había que buscar por otro lado: Eureka, descubrimos que Sendic se compró un traje de baño para retozar en las olas de La Paloma. La verdad otra vez quedaba colgando. Sendic estaba en Rocha, con cinco ingenieros extranjeros que trabajaban en Alur, en Bella Unión. Los invitó a comer, pagó el restaurant de su bolsillo, con dinero propio, sin usar la tarjeta corporativa, derecho autorizado que no ejerció", cuenta.

"Los técnicos fueron a la playa, pero uno de ellos no había llevado su traje de baño. Lo llevó a una tienda y cuando fue a pagar no le alcanzaba el efectivo que había gastado en el restaurant. Le entregó el short al ingeniero, pagándolo con la tarjeta corporativa. Enriquecimiento ilícito por un short al ingeniero extranjero. Los que refocilaron con la noticia, no tuvieron tiempo de contextualizarla", dice Fasano.

Con respecto a la compra de pantalones y corbatas por parte de Sendic también da una explicación.

"Lo cierto es que Sendic fue a Texas a recorrer plantaciones de sorgo para la producción de alcohol y la embajada uruguaya armó una presentación en el Centro de Petroleros de Houston sobre la exploración de hidrocarburos. Sendic había ido con ropa para recorrer las plantaciones y no había llevado ropa formal para dirigirse en una presentación ante un grupo de petroleros. El pantalón podía pasar, pero la camisa y la ausencia de corbata no era aceptable para la ocasión. Compró una camisa y una corbata con la tarjeta corporativa, para hacer la presentación, enriqueciendo ilícitamente de esta manera su fortuna textil. Si hubiera comprado también el pantalón, exceso que no perpetró, el enriquecimiento ilícito hubiera desbordado sus arcas", ironiza.

"La pena capital es dictada, como dijimos al principio, por no haber rendido cuentas por un valor total de U$S 1.548, en un total de 9 años de gestión. Enriquecimiento ilícito o malversación de fondos del presidente de ANCAP, por valor de 14 dólares mensuales. Qué talento, el de los manipuladores de los acontecimientos, presentados de forma tal que la opinión pública narcotice su entendimiento y crea cualquier cosa", considera.

"Enfatizarán en que no importa el monto, sino la falta (...) Que se investiguen todas las declaraciones desde que existe la tarjeta corporativa y se sancione a todos por igual. Pero ensañarse solo con uno de los usuarios, por las ridículas razones comentadas, eso sí, es una falta de ética", dice Fasano.

De acuerdo a los trascendidos, recuerda Fasano, "el Tribunal reconoce que Sendic no justificó en sus 9 años de gestión la suma de $399 mensuales, contando los reembolsos que hiciera en su oportunidad". "Si califica ese olvido como un enriquecimiento ilícito o malversación de fondos habría que adoptar dos actitudes: una pasar al TCP a todos los portadores de las rutilantes tarjetas y la otra iniciar el proceso de psiquiatrización del Frente Amplio", apunta.

 

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