¿Cómo está llevando esta campaña electoral?

Para mí esto es nuevo, no tengo experiencia a nivel electoral. No es lo mismo la tarea sindical, ni es igual a las anteriores campañas electorales. En este caso es una elección interna dentro del Frente Amplio y el clima no es de campaña electoral. Uno se va encontrando con diferentes tipos de expresiones, hay gente enojada con el FA, que se siente dejada de lado, que no siente involucrada, no entiende determinada decisión del gobierno, o se preguntan por qué no se ejecutó tal cosa del programa.

¿De qué forma este proceso electoral puede revertir ese descontento?

Me parece que el aporte más importante que podemos hacer, los cuatro candidatos, es volver a hacer sentir a la gente parte del proyecto político. Mi gran objetivo es hacer sentir a los frenteamplistas que hacen falta, que los necesitamos, que todas aquellas cosas que hoy lo tienen enojado o en su casa, es por las que lo precisamos. Las mismas cosas que al militante lo tienen desentendido, son las que a mí me llevaron a estar en esta campaña electoral. Soy el único candidato que no está en el aparato político, en el Parlamento. Soy el único distinto, vengo de la lucha diaria, de la pelea en el movimiento sindical, del contacto directo con los trabajadores.

El PIT-CNT ha sido muy crítico a veces con el gobierno.

Por eso no tengo que simular un discurso. Quiero cambiar al Frente Amplio y porque quiero cambiarlo acepté la postulación a la Presidencia y salgo a buscar el voto de los frenteamplistas. El voto de aquel frenteamplista que quiera volver a poner al Frente Amplio en el centro de la escena política del país, donde hoy no está; no está  porque el espectro político que integra el Frente Amplio ha caído en tener una mirada y un accionar más ligado al gobierno que a la cuestión del partido político y su estructura, y lo digo como frenteamplista, autocríticamente, sin ponerme en la vereda de enfrente. La gestión de gobierno metió a la fuerza política para adentro. Necesitamos congeniar las viejas estructuras del 71, las que nos dimos como contrato político y la participación de las bases; los comités, las coordinadoras, el militante y las nuevas formas de participación porque el mundo cambió en 40 años, el Uruguay cambió. Estas formas de redes frenteamplistas, o los mecanismos de las redes sociales, tienen que ser integrados a este nuevo desafío. Se trata de poner al Frente Amplio como interlocutor y articulador de las demandas sociales y las gestiones de gobierno.

Hace un tiempo el dirigente Esteban Valenti dijo en una entrevista al semanario Crónicas que las bases del FA son una ficción, en referencia a que respondían a sectores políticos.

Valenti afirmaba cosas totalmente distintas hace 30 años. Cuando yo integraba la masa del Partido Comunista él era dirigente y nos decía cosas totalmente distintas a las que dice hoy. No sé si quedarme con la versión del Valenti, del 84, 85 u 86 o con la del que apoyaba a diestra y siniestra a Tabaré Vázquez, con la del Valenti cuando Mujica recién había triunfado, que había dicho que se iba para la casa y no se fue, o con esta nueva versión. El problema de contestarle es ubicar desde qué escenario me está hablando. Estoy haciendo política con los candidatos a presidente, prefiero no hablar del que no está a la misma altura.

¿Cómo convencería a un frenteamplista que quiere votarlo, pero que no quiere que el Partido Comunista tome el poder en el Frente Amplio?

Si gana Mónica Xavier no va a tomar el poder el Partido Socialista, si gana Enrique Rubio no va a tomar el poder la Vertiente Artiguista y si gana Ernesto Agazzi espero que no tome el poder el MPP. Nadie reniega de su pasado. No renegaré de mi pasado comunista y sindicalista hasta que me muera, pero voy ocupando roles distintos en función de mis responsabilidades orgánicas. Hoy, para aceptar la candidatura del Frente Amplio, tengo que asumir para todos los frenteamplistas, donde no todos piensan igual que yo; de la misma forma en que dirigí durante 25 años los destinos del movimiento sindical sabiendo que no todos eran comunistas. Hay trabajadores blancos y colorados. Me he defendido bien y he aprendido buscando equilibrios, que es el viejo concepto del Gral. Líber Seregni, del compañero Tabaré Vázquez. Hace 4 meses, había corrientes de opiniones sindicales que querían llegar a la votación y debatí hasta el final para llegar al consenso y no lo logré. Hubo que confrontar con listas y ganamos y no se murió nadie. Independientemente de que el votante no quiera, no le guste o que le tema al Partido Comunista, nosotros estamos en una campaña para presidir a todos los frenteamplistas.

En el caso hipotético de que usted decida en contra del PCU, ¿No cree que el PCU le daría la espalda?

No creo que ni el partido ni ningún otro sector haga eso. Voy a hacer el esfuerzo para que todos los temas difíciles y candentes de la vida política del país se discutan previamente en los organismos del Frente Amplio. Dando espacio para que todos estemos en ese debate. Hay un tiempo para el debate y otro tiempo en que hay que resolver. Después de resuelto la disciplina partidaria es un elemento clave para la fortaleza del Frente Amplio. Voy a apelar a eso, con el MPP, con sectores que hoy están siendo noticia por quedar votando cosas distintas a las que resolvió el Frente Amplio.

Hace unos meses eso fue lo que generó una crisis en el Frente Amplio. Mientras unos debatían, otros decidían y hasta hubo sorpresas a la hora de votar en el Parlamento.

Claro, no hago mención a ningún hecho político del mes pasado porque estaba en otra instancia y no me siento con la autoridad moral como para hablar de cosas que no manejo tanto la interna, pero tampoco me hago el distraído. Sé que ocurrieron cosas de distintos legisladores, ministros o grupos del Frente Amplio no acorde con la unidad de acción. Hago de la unidad de acción unos de los desafíos más importantes para fortalecer la alianza unitaria del Frente Amplio. Hoy en día se ha colocado otra vez en el debate la despenalización del aborto. Después de haber pasado lo que pasó el 19 de mayo, donde la decisión personal, individual y autónoma de un compañero del Frente Amplio, le pegó un mazazo en la cabeza del pueblo al no anular la Ley de Caducidad. Hoy nos sería trágico que esté pensando que algún compañero que integre el Parlamento no otorgue el voto necesario para aprobar la despenalización del aborto, eso sería trágico para el Frente Amplio. Eso demostraría dónde están los frenteamplistas y dónde tendrían que estar otros.



¿Cuáles son sus ventajas comparativas como candidato?

He aprendido a conocerme y sé dónde están mis defectos y mis virtudes. Sé que tengo para bien, el tener la cabeza abierta siempre. Ningún compañero, de ningún sector o partido político puede calificarme a mí de sectario o dogmático. Siempre he tenido una cabeza abierta para entender y aprender de todos. No creo en la política en blanco y negro donde están todos los buenos de un lado y todos los malos del otro. Hay que tener una dosis de paciencia, porque acá el que se calienta pierde, tratar de practicar la empatía para ponerse en el lugar del otro y saber por qué está opinando lo que está opinando. También está en mi haber el ser un articulador, porque sí he aprendido a ser un negociador y un interlocutor válido para los distintos gobiernos y las distintas cámaras empresariales en situaciones de conflicto, encontrando una salida, eso es lo que puedo ofrecer. Entre mis defectos, tengo que tratar de no caer en el discurso sindicalero en la campaña electoral y tratar de conocer más la interna del Frente Amplio. Soy militante desde el 84, pero hay que conocer la dinámica interna.

¿Qué Frente Amplio se imagina cuando termine el período al que aspira?

Después del 27 de mayo, me imagino un Frente Amplio donde todo el pueblo frenteamplista tenga un lugar. Un Frente Amplio que se identifique claramente por su sensibilidad con los problemas sociales, un Frente Amplio comprometido con las demandas y las luchas sociales, que priorice el diálogo con el conjunto de la sociedad, con los sectores políticos partidarios de la oposición y la confrontación con los sectores más reaccionarios de la derecha del país. Un Frente Amplio que convoque a las movilizaciones necesarias para seguir generando la construcción del bloque social y político que le dé garantías a José Mujica y a todo su equipo de gobierno para que estos dos años y medio que restan se dediquen a cumplir con el programa elaborado por el Frente Amplio y aprobado por la gente y que le deje las tareas políticas a la fuerza política; un Frente Amplio que deje las condiciones necesarias para un triunfo del Frente Amplio para el 2014. Aspiro que el segundo gobierno del Frente Amplio sea mejor que el primero y que el tercero sea mejor que el segundo. Tenemos que ser mejor, uno se tiene que mejorar a sí mismo cada día, yo he crecido en eso. Sin competir con el de al lado. Basándonos en un concepto de solidaridad, con mucha amplitud desde los gestos y desde los afectos. No para lo personal -si así fuera yo ya estaría hace años en el Parlamento o en el Senado- cuando uno aprende a dejar las cuestiones personales de costado, el resto nos puede hacer crecer. Sueño con que construir un país con justicia social con igualdad de géneros y oportunidades es una cosa posible y viable; tenemos la oportunidad en nuestras manos, no podemos fallarle a nuestra historia y a nuestros hombres, no podemos fallarles.