Contenido creado por Martín Otheguy
Policiales

En tela de juicio

El caso Nacaratto se enreda con otra desaparición y decisiones judiciales polémicas

Un arresto domiciliario no cumplido por temas técnicos, una desaparición que quedó bajo el radar y un nuevo hallazgo enredan la trama de dos investigaciones distintas.

25.01.2019 13:19

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2019-01-25T13:19:00-03:00
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Uno de los imputados por el asesinato del taxista Juan Carlos Nacaratto ya había sido formalizado el pasado 9 de abril, en el marco de una investigación por la desaparición de un compañero de trabajo.

Este compañero de trabajo era Federico Olivera, el joven cuyos restos presuntamente fueron hallados esta mañana. El lugar donde se encontraron fue señalado hoy por un tercer detenido por el crimen del taxista, que aparentemente fue cómplice del anterior imputado también en la desaparición de Federico Olivera.

En su momento, el fiscal Juan Gómez solicitó que se imputara a este hombre por un delito de privación de la libertad y que se le impusiera prisión preventiva mientras se continuaba la investigación, reportó El País. Sin embargo, la Justicia resolvió imponerle un arresto domiciliario con la colocación de una tobillera.

Al momento de colocarle la tobillera al imputado, se comprobó que la vivienda donde moraba estaba "colgada" de la red eléctrica. Como el funcionamiento de estas tobilleras requiere conexión a una instalación en regla, el hombre quedó sin dispositivo de control y desapareció del mapa hasta la mañana del pasado martes, cuando fue localizado y arrestado a la fuerza, luego de resistirse a la detención. En ese período, mientras estaba libre, participó del asesinato de Nacaratto.

El caso dejó en el aire dos aspectos polémicos. El primero es si se podría haber evitado la muerte de Nacaratto en caso de haber dictado prisión preventiva para el hombre, como solicitó Gómez; el segundo es cómo fue posible que no se le colocara tobillera por irregularidades en la conexión, y si se podría haber tomado alguna otra medida alternativa que pudiera evitar su fuga.

El primer caso

Esta mañana, el fiscal Juan Gómez dijo a Montevideo Portal que meses atrás solicitó la prisión preventiva para este joven porque le parecía que no era posible que Olivera -un joven trabajador con familia- hubiera desaparecido por decisión propia sin dejar rastros, ni celular, documentos, etcétera, y que "se presumía que (el detenido) podía estar vinculado con la desaparición".

"La jueza no lo entendió así, yo apelé, pero el Tribunal ratificó la decisión", dijo Gómez. "Respeto al Poder Judicial y entiendo que no logré convencer a la magistrada que se imponía la prisión preventiva. Quizá la falla fue mía, pero estoy seguro de que cumplí con el Código y fui al Tribunal a solicitarlo", comentó.

Además, Gómez se mostró cauteloso sobre el presunto hallazgo de los restos de Olivera. "Hay que pasar por una serie de pericias científicas para confirmar que sean sus restos, porque no se encontró un cuerpo entero, identificado", dijo. Explicó además que estaban relativamente cerca de donde se encontró a Nacaratto. "Se dio un paso importante en la investigación y va a depender de las pericias", manifestó.

A Gómez le causó mucha extrañeza que este caso, la desaparición de un joven trabajador en pleno Montevideo, haya tenido tan poca repercusión en la opinión pública y tan poco seguimiento. "Siempre me pregunté por qué sería así, pero son esas cosas que a veces a uno se le hacen difíciles de entender", dijo el fiscal.

Ya imputado por el asesinato de Nacaratto, tanto este joven como su supuesto cómplice -quien señaló el lugar donde están los restos- podrían enfrentar una segunda condena si se confirma su responsabilidad en la desaparición.

El segundo caso

El imputado, además, no pudo ser monitoreado cuando cumplía arresto domiciliario, como ya dijimos, a raíz de la conexión irregular de electricidad. Al no poder controlarlo, la Oficina de Supervisión de Libertad Asistida descubrió que el joven no estaba más en su casa recién cuando envió a funcionarios para comprobarlo.

Desde el Ministerio del Interior explicaron a Montevideo Portal que "no es un tema de protocolo, que no se coloquen tobilleras si está colgado de UTE". Explicaron que los dispositivos que se usan para controlar la prisión domiciliaria son muy distintos a los que utilizados para violencia de género, ya que precisan estar conectados las 24 horas.

"Debe estar conectado a la línea telefónica y a la luz. Cuando se va a hacer el diagnóstico de situación para ver si es pasible de instalar el programa o no, hay que fijarse en la instalación eléctrica. Si hay una conexión irregular, no se ingresa al programa porque no se puede garantizar a la Justicia que realmente el dispositivo funcione todo el día o que no se queme el aparato, por ejemplo", apuntaron las fuentes.

Además, explicaron que la tobillera solo serviría para constatar el momento en el que el joven incumplió el arresto, no su localización, y por lo tanto no impediría que cometa un crimen. Distinto es con las tobilleras de violencia de género, porque allí lo que se constata es si hay un acercamiento entre dos personas.

Por ello, las fuentes aseguraron que en este caso se debió imponer por parte de la Justicia medidas alternativas a la tobillera, para evitar que el imputado fugara. "La evaluación de riesgo se debe hacer antes. En casos de personas consideradas peligrosas, las tobilleras de libertad asistida no sirven", remarcaron.

Consultadas sobre por qué no se usan las tobilleras de violencia doméstica para todos los casos, si son mejores, las fuentes aclararon que se debe a que son más caras, pero que para 2019 se dispondrá de 500 de estos dispositivos para los casos de libertad asistida, lo que evitará que sucedan más casos como este.

Además, explicaron que han sucedido varios incidentes como el mencionado, pero que no tienen repercusión pública porque no terminan en situaciones graves.



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