La Asociación de Prensa Extranjera en Israel (FPA, en sus siglas en inglés) expresó hoy “preocupación” por los “ataques físicos y verbales” contra periodistas cometidos por ultranacionalistas israelíes el pasado jueves durante la polémica Marcha de las Banderas en Jerusalén.

“En múltiples ocasiones, los participantes en la marcha arrojaron botellas de agua, latas y palos de madera a periodistas” y también “les gritaron calificativos violentos y racistas en presencia de agentes de policía”, denunció la FPA en un comunicado.

“La Policía respondió a nuestras quejas e intentó sofocar la violencia, pero, dado el historial violento de esta marcha, creemos que debería haber estado mejor preparada y podría haber hecho más para evitar que estos ataques ocurrieran en primer lugar”, agregó.

Los cuerpos policiales presentes en el lugar no intervinieron en un primer momento, pese a las agresiones, y tardaron unos minutos en hacerlo, según pudo comprobar EFE.

De acuerdo con la FPA, al menos dos periodistas resultaron heridos leves por el impacto de artefactos lanzados por ultranacionalistas israelíes que formaban parte en la marcha.

El pasado jueves, la Policía arrestó a dos israelíes sospechosos de haber cometido las agresiones contra periodistas.

La Marcha de las Banderas se hace cada año por el Día de Jerusalén, cuando Israel conmemora lo que ve como la reunificación de la ciudad tras la toma de su parte Este en la Guerra de los Seis Días de 1967. Esto significó la imposición de la ocupación para los palestinos, que reclaman esta zona de la urbe como capital de su futuro Estado.

Cada año, la marcha trae controversia por la actitud violenta de algunos grupos (en gran parte de jóvenes religiosos vinculados al sionismo religioso y al movimiento colono) que marchan por el barrio musulmán de la Ciudad Vieja de Jerusalén en tono provocativo, cantando consignas como “muerte a los árabes”.

Igual que en años previos, durante la movilización de este 2023, también se cometieron agresiones contra vecinos palestinos, que se vieron forzados a cerrar sus comercios y encerrarse en casa ante un extenso dispositivo policial, que este año superó los 3.000 agentes.

Todo ello sucedió en pleno repunte de violencia en el conflicto palestino-israelí y pocos días después de una escalada militar entre Israel y el grupo palestino Yihad Islámica en Gaza, que se saldó con la muerte de 35 personas.

Hace dos años, tras semanas de intensas tensiones, el movimiento islamista Hamás lanzó cohetes desde Gaza hacia Jerusalén con motivo de la marcha, lo que desató una fuerte ofensiva militar de 11 días.

Esta vez, Hamás y Yihad Islámica amenazaron a Israel con actuar de nuevo si cruzaba “la línea roja” en la Ciudad Santa, pero finalmente no lanzaron proyectiles ni aumentó la tensión con Gaza.

EFE