Economistas se expresaron este jueves acerca de las franjas de pauta salarial marcadas durante este Consejo Superior Tripartito, anunciadas por Juan Castillo, ministro de Trabajo y Seguridad Social.
Nicolás Cichevski, gerente senior en CPA Ferrere, aseguró que estas pautas “suponen una reducción significativa de la indexación e incorporan IPC [Índice de Precios del Consumo] subyacente (menos volátil) como referencia”.
El economista señaló que es “plausible que el aumento sugerido” para los salarios más bajos “sea superior al incremento promedio de la productividad”.
“Esto último podría suponer un riesgo en materia de empleo/formalidad para sectores intensivos en trabajo de baja calificación (ej. comercio) y/o en regiones con menor nivel de productividad relativa (ej. norte del país); o eventuales presiones inflacionarias en sectores con capacidad de trasladar incrementos a precios”, alertó.
Según Cichevski, para “minimizar” los efectos de este eventual caso, “sería conveniente que las negociaciones incorporen la heterogeneidades existentes entre sectores/regiones/tamaños con diferentes niveles de dinamismo/productividad”.
Por su parte, Agustín Iturralde, director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) y excoordinador de programa durante la campaña del entonces candidato blanco Álvaro Delgado en 2024, ofreció algunos apuntes al respecto de las pautas.
“No habrá desindexación. Existen riesgos para los puestos de trabajo de baja calificación. El quinquenio 2015-2019 debería recordarnos lo peligroso de presionar el salario por encima de la productividad”, señaló.
En ese sentido, el propio CED advirtió que “este aumento de salario real no se condice con la productividad, lo que puede generar desempleo e informalidad, especialmente en contextos de bajo crecimiento”.
“Pasó entre 2015 y 2019: salarios crecieron más de lo que la economía podía sostener y se perdieron 53 mil puestos”, indicó el CED.
El economista Javier de Haedo dijo que las pautas están “dentro de lo esperado”: “Consistentes con proceso de desinflación y "repartir" un crecimiento del PIB del orden de 2% anual por mitades entre salario y empleo”.
“Desindexación inédita, por primera vez. No se usa al IPC sino al componente ‘subyacente’. Y no se aplica a todos los salarios, sino a las dos franjas de ingresos inferiores. Con margen de tolerancia, para aplicar ‘gatillo’ al cabo del primer año, para esas mismas franjas”, puntualizó el experto.
También el economista Ignacio Umpiérrez dijo que el gobierno continúa, respecto a la ronda de 2023, “la inclusión de ajustes por inflación esperada, aunque explícitamente en esta oportunidad se hace mención a la meta del BCU [Banco Central del Uruguay]”.
Además, en un hilo de la red social X, puntualizó cuáles son las “innovaciones” que aporta el gobierno en esta ocasión con respecto a rondas anteriores, como “ajustes diferenciados por franjas salariales” y “los correctivos por inflación subyacente”.
En la misma línea que otros analistas, alertó que, “en un escenario de desinflación al 4,5% (o menos), los salarios reales podrían estar creciendo por encima del ritmo de crecimiento de la productividad, con daños colaterales sobre el empleo”.
“Ya lo vimos en 2015-19 y es un riesgo latente dado estas pautas”, comentó.