Este 26 de octubre se cumple un año del siniestro de tránsito mortal protagonizado por un ómnibus de la línea 121 de Cutcsa, que siguió su curso por avenida Brasil y terminó en la playa Pocitos luego de impactar con el muro de contención de la rambla.

A pocas horas de que se cumpla la fecha, dos de las sobrevivientes del choque recordaron cómo vivieron los momentos previos y posteriores, relataron las secuelas físicas con las que conviven a diario y reclamaron mayor celeridad en el proceso judicial.

Daniela Barros, una de las pasajeras que sufrió fracturas y heridas graves, no llama “accidente” a lo que ocurrió. “Para mí, fue un atentado. Estoy segura de lo que fue, no me cabe ninguna duda y lo voy a seguir manteniendo”, aseguró en diálogo con Telemundo (Canal 12).

Describiendo los instantes previos al impacto, relató que durante el viaje notó “muchos desaciertos en frenadas e idas y vueltas” y recordó que el ómnibus ignoró varias paradas. “Gritábamos; creo que todos gritamos lo mismo: ‘Nos vas a matar, nos vas a matar’”. 

A su vez, comentó que su cuerpo sigue teniendo secuelas del siniestro. “Tengo dos fijadores, diez tornillos y una herida larguísima en la espalda. Todos los días sigo con dolor; el dolor es constante”, describió.

Graciela Mazzini, otra de las pasajeras que también sufrió lesiones serias, describió cómo fue el siniestro. “Estaba yo sola en la parada; como que no me vio y siguió media cuadra. Después iba como apurado”, recordó.

Según su testimonio, tras el impacto se vio obligada a esperar para ser operada, arrastra secuelas físicas permanentes y hasta el día de hoy no puede retomar su vida habitual.

La mujer también cuestionó la falta de avance judicial en la causa. “No me han llamado de la Fiscalía ni de Cutcsa. Espero que se reconozca qué es lo que hizo el chofer, porque eso de que ‘se mareó, se durmió o es inimputable’ no es así”, reclamó.

Hasta el momento, no hubo consecuencias a nivel penal. El pasado martes, el presidente de Cutcsa, Juan Salgado, informó que el ómnibus “ya se comenzó a reparar” luego de haber estado “nueve meses a disposición de la Justicia”.

“Los conductores de Cutcsa, en el tiempo de presentarse para dar una solicitud de ingreso y que empiecen a trabajar, pasan como mínimo dos meses haciendo trámites y haciendo controles médicos y psicológicos. Tenemos un despacho exclusivamente de contención laboral para todo ese tema. Seguimos aplicando todos esos protocolos”, agregó.

El empresario volvió a defender al chofer, quien se jubiló luego del episodio. “Era un chofer que estaba dentro de los mejores: 40 años conduciendo la línea 121 y tenía una foja excelente de servicio. En definitiva, con todo esto que pasó, se jubiló”, finalizó.