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Thomas Cook tiene unos 22.000 empleados en todo el mundo, 9.000 de ellos en el Reino Unido.
La agencia de viajes británica Thomas Cook, que este domingo celebra un consejo de administración decisivo, intenta por todos los medios evitar una quiebra que podría afectar a 600.000 turistas.
Según una fuente cercana al caso, este domingo empezó una reunión de crisis en un despacho jurídico de Londres, que todavía continuaba, en presencia de representantes del conglomerado chino Fosun -que podría retomar las actividades del turoperador- y de los acreedores de la compañía, entre ellos los bancos RBS, Barclays y Lloyds.
Thomas Cook presentó un plan de reestructuración en el que Fosun tomaría el control de sus actividades de turoperador y los acreedores las de su compañía aérea.
Pero los 900 millones de libras (1.020 millones de euros, 1.120 millones de dólares) prometidos no son suficientes y por eso la compañía necesita otros 200 millones de libras (unos 227 millones de euros, 250 millones de dólares) para continuar con sus actividades.
El grupo tiene previsto celebrar este domingo un consejo de administración decisivo para su futuro. "Sabremos (...) si se llega a un acuerdo" y si Thomas Cook puede sobrevivir, indicó a la AFP un fuente cercana a las negociaciones.
Según este fuente, la compañía también está intentando convencer al gobierno británico para que aporte fondos.
Thomas Cook tiene unos 22.000 empleados en todo el mundo, 9.000 de ellos en el Reino Unido.
Por su parte, el secretario de Estado de Seguridad, Brandon Lewis, dijo en una entrevista en Sky News que sería "inapropiado (...) comentar la situación financiera de una empresa privada".
Sin embargo, dijo que hay "negociaciones" y esperó que "lleguen a una conclusión positiva".
Según la diputada laborista Rebecca Long-Bailey, responsable de cuestiones empresariales en el partido de oposición, el gobierno tiene que estudiar "participar en el capital y evitar la crisis". Sino seria "una prueba más de la indiferencia del gobierno con los puestos de trabajo y las empresas británicas".
El sindicato TSSA, que representa a los asalariados de la compañía, escribió el sábado al la ministra de Empresa e Industria, Andrea Leadsom, para reclamar una "reunión urgente" y le pidió que esté "preparada para ayudar a Thomas Cook con un verdadero apoyo financiero".
"Hay que salvar a la compañía sea como sea. Ningún gobierno británico serio permitiría la pérdida de tantos puestos de trabajo", indica en la carta el secretario general del TSSA, Manuel Cortes, según un comunicado.
En una declaración oficial, un portavoz de RBS, uno de los acreedores, subrayó que el banco "ya dio un apoyo considerable a Thomas Cook durante muchos años".
La posible quiebra de la agencia de viajes más antigua del mundo sería además un duro golpe para el turismo europeo.
La compañía debería organizar de inmediato la repatriación de 600.000 turistas en todo el mundo, entre ellos 150.000 británicos, en una operación sin precedentes en Gran Bretaña desde la Segunda Guerra Mundial.
"La gente puede estar tranquila: en el peor de los casos hay un plan de emergencia previsto para evitar que no se queden bloqueados", dijo a la BBC Dominic Raab, ministro de Exteriores.
Pero algunos clientes ya están sufriendo la crisis. En Hammamet (Túnez) los responsables de un hotel retuvieron brevemente a sus clientes, a los que pedían dinero por temor a no recibir el pago de Thomas Cook.
Finalmente pudieron salir hacia el aeropuerto, indicó a la AFP el gobierno tunecino.
La compañía, que es a la vez un turoperador y una aerolínea, tiene una facturación anual de unos 10.000 millones de libras (11.320 millones de euros, 12.470 millones de dólares).
Pero desde hace varios años se enfrenta a la competencia de otras empresas y de un entorno económico incierto, en particular en Gran Bretaña, por las incógnitas del Brexit y por la caída de la libra.
Con información de AFP


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