No de nuevo

No entendieron nada: hilo recopila los peores mensajes gráficos por el 8M

Se explicó hasta el cansancio que no es festejo sino conmemoración, y que no hay “feliz día” que valga. Pero no hubo caso.

09.03.2023 08:22

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Marzo es desde hace décadas el mes de la mujer, aunque la fecha central señalada no siempre fue el día 8.

La conmemoración se remonta a marzo de 1857, cuando numerosas obreras textiles neoyorquinas ganaron las calles para protestar por las condiciones inhumanas en las que trabajaban.

Muchos años después, en 1908, tuvo lugar en Nueva York una histórica huelga feminista. Luego, en 1909, una organización de Mujeres Socialistas celebró en Estados Unidos el primer Día Internacional de la Mujer. Aunque solo tuvo seguimiento en Nueva York y Chicago, se calcula que unas 15.000 mujeres participaron en una marcha que recorrió la ciudad de Nueva York, según recopila National Geographic.

En 1910, sucedió el segundo encuentro Internacional Socialista de Mujeres, en Copenhague, Dinamarca. En esta ocasión, se propuso fijar un día simbólico —en torno al 8 de marzo— que sirviera para reivindicar los derechos de todas las mujeres, principalmente el derecho al voto.

Un año más tarde, en 1911, se produjo la inolvidable tragedia que consolidaría marzo como el mes de la mujer. El 25 de marzo, unas 149 personas, la mayoría mujeres, murieron en el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York.

Por todo lo antedicho, se insiste en que el 8M no es un día festivo sino una fecha de conmemoración, reflexión y reivindicación. Esta aclaración siempre resulta necesaria, especialmente ante las permanentes embestidas del mercado, que procura transformar cualquier evento en un fenómeno comercial. Buena muestra de ello son los siguientes ejemplos:

Pese a la reiterada prédica en ese sentido, cada 8 de marzo menudean los mensajes de “feliz día” y hasta los obsequios de bombones y flores.

Este año, una usuaria de la red social Twitter lanzó como consigna recopilar las imágenes que produjeran grima, vergüenza ajena o —por recurrir a un anglicismo de moda— cringe.

Este es el resultado: