Pilar tiene 19 años, vive en la ciudad argentina de Rosario, y en los últimos días se ha visto atrapada negativamente en los giros de la rueda de la fortuna.
En los últimos tiempos, la joven lanzó un modesto emprendimiento de elaboración y venta de budines. su objetivo era ayudar a sus padres, jubilados de bajos ingresos.
En declaraciones al programa Mediodía Noticias (Eltrece), Pilar contó que sus padres cobran 400.000 pesos argentinos (unos 10.800 uruguayos) cada uno. Ambos toman medicación, y sus ingresos no les bastan para vivir.
“Mi papá empezó a sacar fiado. Yo me puse mal y le dije de salir a vender porque cuando sacaba fiado, el sueldo de él quedaba ahí”, contó la joven, quien de día vende su mercadería y de noche estudia para su carrera de Medicina. “Dedico cinco horas a estudiar, hasta la madrugada”, explicó.
Hace una semana, Abril recibió un golpe de suerte: Ema Monzón, un influencer local que se dedica a apoyar a personas necesitadas en busca de ayuda, grabó un video con ella y su padre. Además de comprarle todos los budines que llevaba y pagarle mucho más de lo que costaban, popularizó su caso y lo hizo viral.
Por ello, en un segundo video grabado días después, les entregó una computadora, una moto, una bicicleta y 500.000 pesos argentinos, todo gracias a la solidaridad de sus seguidores.
Tras la difusión de los videos, Abril recibió numerosos mensajes de ayuda y también donaciones. Sin embargo, esa popularidad también atrajo a delincuentes, quienes lograron engatusarla con sus trucos, acceder a su cuenta y dejarla sin un centésimo.
“Me enviaron una supuesta donación, me pidieron unos datos y me empezaron a enredar. Me decían que me iban a dar un préstamo bancario y yo no había pedido nada de eso”, relató Abril entre lágrimas.
“Me vaciaron la cuenta. El estafador me dijo ‘que Dios te bendiga, muchas gracias’. Siento mucha angustia”, expresó.
Pese al duro golpe, la familia no baja los brazos. Salvador, padre de Abril, se siente orgulloso de su hija.
“Hay pocas chicas de 18, 19, 20 años que están pendientes de los viejos. Ella está muy pendiente de mí y de mi señora, constantemente mira si tomamos los remedios, si estamos bien. Nos conoce mejor que nuestro médico y siempre está atenta”, expresó.
Ahora, Abril sigue firme con su emprendimiento, y sus padres también pusieron manos a la obra, y venden productos de limpieza. “Compré bidones de jabón líquido, perfumina, suavizante y los voy fraccionando”, explicó Salvador.