Un estudio global realizado por la consultora GWI para The Financial Times reveló que el uso de redes sociales comenzó a caer por primera vez en la historia reciente de internet. La tendencia, que se consolidó tras la pandemia, muestra un descenso sostenido desde 2022 y marca un punto de inflexión: la era del “brainrot” podría estar llegando a su fin.
El análisis, que evaluó los hábitos digitales de 250.000 adultos en más de 50 países, muestra que el tiempo promedio diario en redes se redujo casi 10% desde 2022, hasta llegar a dos horas y veinte minutos por día a fines de 2024. La baja es especialmente pronunciada entre adolescentes y jóvenes de entre 16 y 25 años, los usuarios que hasta hace poco eran el corazón de la cultura online.
Según el periodista John Burn-Murdoch, autor del artículo del Financial Times, el declive no responde solo al fin del confinamiento, sino a un cansancio estructural: las plataformas “se degradaron en lugares de ruido, polémica y contenido ultraprocesado”, escribió.
Tanto Meta como OpenAI presentaron en las últimas semanas nuevas redes basadas en videos generados por inteligencia artificial, un paso que Burn-Murdoch define como “el punto de saturación” del modelo. En su artículo, compara el nuevo contenido con “comida chatarra digital”: dopaminérgica, vacía y, en muchos casos, tóxica.
El estudio señala que menos usuarios utilizan redes para comunicarse o expresarse que hace una década, y lo hacen más habitualmente “por reflejo” y para llenar el tiempo. La transformación de plataformas como Instagram, TikTok o X en flujos automáticos de consumo pasivo refleja lo que el escritor Cory Doctorow definió como enshittification (en español, “mierdificación”): la degradación progresiva de los servicios digitales cuando buscan retener usuarios a cualquier costo.
En ese contexto, el empresario Greg Isenberg publicó en X que la caída del tiempo en redes es “la señal más clara de hacia dónde va internet”.
“Los jóvenes crecieron online y aprendieron temprano que el scroll infinito no te hace más feliz ni más inteligente”, escribió. “El brainrot está fuera. Ellos son el indicador adelantado, y sus padres los seguirán en tres a cinco años”.
Para Isenberg, la saturación de contenido generado por IA fue “el clavo final en el ataúd”. Cada feed “se siente sintético”, dice: con caras familiares, voces idénticas y las mismas ideas recicladas. Pero también ve un futuro posible: un giro hacia lo real, lo lento y lo intencional.
“La atención está volviendo a lo que se siente auténtico”, resume. “Los próximos grandes proyectos no buscarán más clics, sino significado: espacios privados, comunidades pequeñas, medios más lentos y experiencias en persona”.
El informe de The Financial Times sugiere que ese cambio ya empezó globalmente a excepción de América del Norte, donde el uso de redes sigue creciendo impulsado por la polarización y el contenido extremo. Pero el resto del mundo parece haber alcanzado su punto de saturación.