Susana Giménez, diva de la televisión argentina, vestida con un conjunto plateado y brillante, se sube a una moto y la acelera, mientras se oyen arengas y Pappo de fondo.
Un audio de Oscar González Oro se reproduce tantas veces como es posible, "Benjita querido, te sigo en Instagram".
Un día el Chino Darín juega al ping-pong sin camiseta, otro día Juan Carlos Baglietto hace un cover de "Ji Ji Ji" de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, mientras afuera del estudio se intenta replicar el pogo más grande del mundo.
En el corazón de Palermo Hollywood, entre Humboldt y Cabrera, todos los días ocurre algo nuevo. El que orquestó todo esto es el mismo que ha estado presente en diferentes formatos, como en "Últimos Cartuchos" en Vorterix, o haciendo "La Cruda", su propio podcast de entrevistas en Spotify.
Migue Granados no duda en incluir sus intereses. La NBA, el humor, la música. "No es que actúo y hago ficción, soy yo y las cosas que me interesan son lo que muestro", dice en entrevista con Latido BEAT. También habla de cómo, para él, el humor tiene límites y que en algún momento planea dejar de "poner la cara" y quedarse tras bambalinas.
Tras el éxito de "Olga y las Bandas Eternas" en el Movistar Arena, en Buenos Aires, trae este mismo espectáculo al Antel Arena en Montevideo. Las entradas se pueden adquirir aquí.
"Olga y las Bandas Eternas" en el Movistar Arena fue un éxito, pero en todos tus proyectos, la música siempre tiene un lugar.
Sí, es lo que más me gusta, el tema de la música y la música que nos gusta. Aprovechar la llegada que viene más de la boludez para mantener a la música que me gusta genuinamente viva.
Da la impresión, por ejemplo en el estilo de entrevistar de La Cruda, de que no hay tanta preparación previa en lo qué hacés, sin embargo, todo lo que hacés parece ser exitoso. ¿Alcanza con mostrarte tal cual sos?
Es tal cual decís, hago lo que me gusta y me interesa de verdad. En Olga laburo de ser yo, no me queda otra que hacer lo que me gusta. No es que actúo y hago ficción, soy yo y las cosas que me interesan son lo que muestro.
No tengo que caracterizarme o usar más que mi intriga genuina. Por ejemplo, con la Cruda, que son temas que a mí me interesan posta y eso se ve, y me importa que sea así. Es lo que se generó, hay gente que me acompaña, y otra que no.
¿Cómo te llevás con esa porción de gente que no solo no te acompaña, sino que también te critica públicamente?
Eso pasa cuando excede lo que es tu gente. Por eso ahora que estoy expuesto todos los días al aire, o que un recorte se haga viral, me da cierta paja, porque a mí me gustaba estar metido en lugares donde el que me quiere ver, me tiene que ir a buscar a alguna plataforma como Spotify. Entonces, te van a buscar porque ya saben lo que hacés y cómo sos. En cambio, cuando algo se excede algunos vienen, algunos se suman y otros te putean. Es lo que me está pasando ahora por poner la cara todos los días al aire, cuando el año pasado solamente hacía ESPN y La Cruda, que tenías que tener Spotify.
Hace algunos días, hubo una polémica con Pepe Cibrián por algo que ocurrió en "Mi primo es así". En Olga no solamente están los programas que vos hacés, sino que también hay otros conductores. ¿Cómo manejás esa confianza hacia otros colegas?
Me quiero cortar las pelotas. Porque de la misma manera que el canal se vendió con mi cara y yo lo arranqué solo, después se sumaron programas este año, pero es algo que arranqué yo poniendo la caripela. Después pasaron estas cosas. Hablé con Toto, yo lo conozco, en realidad él se refería a una frase que decía Cibrián que fue recontra viral y que en todos los programas de archivo hicieron informe, que le dice a Susana Giménez, “calle o Pepe”, refiriéndose a una niña que estaba en la calle. Cuando empezó a tomarle el pelo a Pepe, banalizó el principio de la historia que era la historia de una nena que vivió en la calle, que era terrible, y estuvo mal.
Obviamente, eso excede a nuestro producir. Es el riesgo de querer crecer y de que trasciendan las cosas que hacés, por malo o por bueno. El Spinetta Day en el Colón trascendió de la misma forma, y mucha gente dijo, “mirá, este en Olga es un boludo que hacía boludeces, pero esto suma”. Después, pasan estas cosas en las que hay que agachar la cabeza, pedir perdón y aprender. Es lo que hablé con Toto.
¿Considerás que es difícil hacer humor en la actualidad?
Hay límites también. Yo creo que el humor no tiene límites, siempre y cuando sea algo gracioso y entendible para cualquiera que lo ve. Te puede gustar o no, un chiste de cáncer cuando mi vieja tenía cáncer no me causaba gracia, pero esas son las paredes con las que te vas cruzando. Es mi opinión, yo no sé de esto para hablar con altura, pero sí pasa eso, te excede.
¿Cómo hacés para que no te gane el ego?
Ego tenemos todos y más cuando te va bien. Cuando laburás de poner tu cara, no es como hacer galletitas. No me la creo, porque mi esencia es ser yo mismo y cuando uno se la cree, o está medio voraz o ambicioso haciendo tres horas de aire por día, no actuando, siendo vos, se ven esos hilos. Te puede gustar o no, pero yo soy yo.
¿No te temblaría el pulso si el día de mañana tenés que dar un paso al costado y dejar de estar frente a la cámara?
No solamente si no está funcionando, mi idea con Olga es dejar de poner la cara en breves. Me encantaría quedarme produciendo, haciendo cosas creativas y dejar de poner la cara, más que nada porque cualquiera puede opinar de vos libremente y, quieras o no, eso te afecta, sea malo o bueno.
Ahí está la eterna discusión de retirarse a tiempo, que también cuando uno vive de poner la cara, juega mucho el dinero y no debe ser fácil. Pero por ahora sigo en la mía, tranquilo, perfil bajo, por eso cuando algo se viraliza lo sufro más de lo que lo disfruto, porque prefiero que la gente se acerque a ver lo que quiera y no que le pongan algo mío.
Sacar Olga fue un salto de fe. ¿Estabas seguro de que iba a tener éxito, o tenías miedo de que no funcionara?
Estaba re cagado, porque no hay manera de saberlo. Pasa con películas que salen 300 millones de dólares que las sacan y son un fracaso. Se tiene que dar una magia, que a la gente le cope, y nadie tiene asegurado eso. Estaba re cagado porque encima estaba poniendo la cara yo, no era que laburaba para ESPN.
¿Qué expectativas tenés del público uruguayo?
La verdad es que no sabemos cómo es el público uruguayo. Los que yo conozco, leo, me opinan o me hablan en las redes son todos divinos, los que vienen a la puerta son todos divinos. Algunos me putean también. Lo que está bueno es que cuando critican es más constructivo, no es tan bardero porque sí. Te dicen, “che, lo de hoy no me gustó”, y yo lo re valoro a eso.