El 28 de agosto de 2009, en el backstage del Festival Rock en Seine de París, una pelea entre los hermanos Gallagher culminó con una guitarra rota y el portazo definitivo de Noel, quien alegó que no volvería a trabajar con Liam. En las pantallas del escenario se proyectó un comunicado: “Como resultado de un altercado entre los miembros de la banda, el show de Oasis queda cancelado”.
El domingo 16 de noviembre de 2025, un Estadio Monumental repleto esperaba a Richard Ashcroft, telonero de gran parte de la gira de reunión Live ‘25 Tour. Debía haber salido a las 19:45, pero eran más de las 20:15 y no aparecía. Un simple anuncio en pantalla hizo hervir el miedo colectivo. Pero solo se trataba de un atraso a causa del viento. El estadio se calmó: la herida aún está presente, pero después de 16 años y contra todo pronóstico, los hermanos Gallagher —los Caín y Abel del rock— volvieron a compartir un escenario.
Nada es suficiente y nunca es demasiado, o al menos ese fue el mantra luego del anuncio del regreso de Oasis en agosto de 2024. Filas virtuales de horas, reventa de entradas —tanto reales como falsas, pero igual de caras—, pasajes de avión y de tren; esperas que parecieran eternas en estadios luego de caminar kilómetros hasta allí; pilusos, parkas, Adidas Samba y una gama infinita de remeras estampadas.
El Live ‘25 Tour finalizó ayer en el Estadio Morumbi de São Paulo y consistió en 41 presentaciones por cinco continentes (Europa, América del Norte, América del Sur, Asia y Oceanía). Le devolvió la esperanza a los escépticos, les dio la razón a los que nunca perdieron la fe y la oportunidad a las nuevas generaciones que creían que, al igual que los Gallagher con los Beatles, nunca podrían verlos en vivo.
Este es solo uno de los grandes mojones en la mística que envuelve la historia de Oasis. Desde burlar el destino —¿cómo llegaron unos chicos de Mánchester y de clase trabajadora, con solo 21 años, a la fama y todo lo que conlleva?—, hasta la certeza arrogante de sentirse parte de la mejor banda de la historia.
Mucho de esto se proyecta en sus fanáticos, quienes no solo empatizan, sino que también se sienten identificados: para muchos, el Live ‘25 Tour fue la oportunidad de ser estrellas de rock por una noche.
Aunque el setlist no se modificó a lo largo de toda la gira, cada locación prometía una experiencia distinta. Durante el fin de semana del 15 y el 16 de noviembre, era común encontrarse por Buenos Aires con ingleses e irlandeses que habían viajado por el mero motivo de vivir el reencuentro en Argentina, algo similar a una “misa” y que va de acuerdo con el “biblical” que tanto repite Liam Gallagher.
Las calles bonaerenses se volvieron un culto a la banda mancuniana: casacas de la colaboración Oasis-Adidas con el 25 en la espalda, eventos de música britpop los días previos, vendedores de stickers, sombreros, y hasta “entradas físicas para el recuerdo” —hay que reconocer la inventiva para vender truchadas—. Todo parecía un motivo válido para celebrar el reencuentro. El comercial de Adidas con “Live Forever” sonó en los estadios y conmovió a más de uno. Richard Ashcroft, exmiembro de The Verve y amigo de la banda, fue reivindicado e incluido en la pata latinoamericana a pedido del público. El retorno de Bonehead, líder fundador, también fue motivo de festejo. El miedo de una nueva confrontación entre hermanos se fue perdiendo, pero nunca desapareció del todo.
Más que recitales, fueron finales de fútbol que amenazaban con convertirse en algo histórico.
En 1994 se publicó “Wibbling Rivalry”, un fragmento grabado de una entrevista en la que los hermanos comienzan a discutir sobre qué es verdaderamente el rock and roll. Noel apuntaba a la música; Liam no negaba esto, pero ponderaba la actitud y la transgresión como aspectos importantes. Sus visiones contrapuestas explican por qué chocan, así como por qué necesitan tanto del otro.
En épocas que auguran el fin del rock como movimiento transgresor y popular, Oasis vuelve porque, según Liam Gallagher, las nuevas generaciones los precisan. Sin necesidad de grandes visuales, solo con sus voces e instrumentos, la experiencia de verlos en vivo remite a las épocas doradas del género.
No hay certezas de lo que sigue para Oasis. Este lunes, la banda publicó que se tomarán una pausa para un periodo de reflexión. Ambos hermanos tienen sus proyectos en solitario, pero las expresiones de deseo de los fanáticos oscilan entre una nueva gira y un nuevo álbum. Si hay algo que el Live ‘25 Tour dejó, fue la idea de que con los Gallagher siempre hay que saber esperar.