Por Gerónimo Pose | @geronimo.pose
La banda Ángela Tullida formó parte de una escena en los 90 junto a otras que compartían un espíritu, una intención y una mirada artística. No existían los cruces ni las colaboraciones musicales, pero todas se relacionaban por su impronta. Por generar mundos propios que se alejaban del epicentro creativo que reinaba en otros ámbitos musicales.
Con la salida de Gonzalo Fabbri, su cantante, el grupo sufrió una mutación. Pero al integrarse Pedro Dalton, lograron salir del callejón en el que se encontraban. Habiendo alcanzado un límite en su expresión y con el miedo de seguir ahondando en un género ya explorado, el grupo incorporó a Dalton, y con él, pasaron a llamarse Chillan las Bestias. La impronta que los caracterizaba persistió, pero emergieron otras influencias y direcciones que reavivaron un barco cascoteado cuya tripulación no lo quería abandonar.
Franco Varise, integrante de la misma, conversó con LatidoBEAT sobre las transformaciones de la agrupación, los elementos clave de sus composiciones y su próxima presentación en Uruguay. Tendrá lugar este sábado 2 de agosto en la Sala Hugo Balzo, y las entradas pueden adquirirse aquí.
Es una búsqueda de la tensión que no parte de la distorsión.
Yo te soy sincero, quizás es un embole hablar de música. Pero a mí me pasa algo cuando veo al guitarrista darle al pedal de distorsión y que se mueva para todos lados. Me la baja totalmente. Otra cosa que tratamos de evitar, que es más sutil, es el tema de los acordes llenos en la guitarra. Intentamos no usarlos porque es una sonoridad muy aburrida. En general buscamos que no aparezca.
Es la muerte.
¡La muerte! Ya lo escuchamos, ya sabemos qué va a pasar, es una película que vimos millones de veces. Son pavadas, pero a mí me aburre mucho. No me copa, no me inspira. Te voy a ser sincero, y voy a ser drástico: Me saca las ganas de tocar. A veces salgo de un recital en el que veo esas cosas y entro en conflicto, porque nosotros también podemos caer en esa. Estamos muy atentos a no hacerlo, para bien y para mal.
El EP Lo oscuro queda claro (2024) es su último material de estudio, en el que hay algunas composiciones que son netamente instrumentales.
El EP fue un capricho post pandemia, lo grabamos en un estudio casero. Estoy contento porque son canciones que necesitaban ver la luz para nosotros mismos. Son canciones que corren un poco el eje, tiene ahí un pulso más rockero por momentos. Nos abrió una puerta, no sé si a temas instrumentales, pero sí a ciertas introducciones musicales más elaboradas, más largas. Nosotros nos colgamos mucho con eso, nos encanta y siempre que íbamos por ese lado nos autocensurábamos. Pero después nos preguntamos por qué censurarlo, si lo disfrutábamos. Son climas. Al fin y al cabo, climas desde el barco. Esto puede ser una tormenta, pero puede ser el amanecer. Nos abrió una puerta porque incluso en vivo estamos funcionando más así, tenemos introducciones más climáticas que obviamente llevan su trabajo. Con eso aprovechamos mucho más nuestra instrumentación y nos entretiene, nos da libertad.
Supieron ser habitués de La Trastienda, tocaron en la Sociedad Urbana de Villa Dolores, y esta vez van a trasladarse a la Sala Hugo Balzo. Dicen que es el primer show de la banda.
La Trastienda fue nuestra casa, y ahora nuestra nueva casa es la Sociedad Urbana, que está buenísima. Nunca habíamos hecho un show como el que vamos a hacer ahora, este 2 de agosto. Hay sorpresas, ya el espacio nos exige y nos presenta un desafío que buscábamos, que queríamos. Estamos laburando mucho para que este show, que se llama "Puro sentimiento", tenga estas instancias de las que hablábamos, esas introducciones largas. Vamos a entrar, vamos a ir y vamos a ver cómo salimos: saltando y bailando o más rotos que antes. Va a ser un show largo y vamos a tratar de pasar por todos nuestros paisajes.
Es un tremendo gusto, no alcanzan las palabras para contar lo ansiosos y la locura que tenemos por estar ya ahí. Lo que queremos es viajar. Esto de la música es como una adicción que está buena que no se junte con otras adicciones, para no tener que dejarla después. La música te genera eso, una adicción. No sé, ahora todo el mundo conoce las sustancias que te genera en el cerebro. Yo no las tengo. Pero hay algo de eso que nos pasa, y que nosotros queremos y necesitamos tener y compartirlo, por supuesto. Cuando nosotros tocamos y vemos que alguien está viajando en la misma, se genera una hermandad. Generás una conexión que no es fácil de lograr, y que no se da en la cotidiana con la vertiginosidad y la velocidad de la vida. Esa es la idea, hacer un show distinto, profundo y de mucho sentimiento.
Una fantasía íntima, sin tiempo ni espacio.
Sin tiempo ni espacio, exacto. Intentar entrar a un lugar que te lleve hacia esa zona sin tiempo ni espacio. Una fantasía que espero podamos compartir cuál es, porque no sé cuál es. Hay que descubrirla también. Estamos emocionados, va a estar buenísimo, la intención va a ser esa.