La fórmula de esta corriente es la expropiación: inventores callejeros usando las armas de la publicidad corporativa. El logo pasó a ser el arma que atenta contra los imperios de las marcas. En los últimos años, decenas de escuadrones liderados por jóvenes se dieron a las calles con aerosoles y radiografías recortadas. Para los que decían que el graffiti estaba muerto, el stancil demostró que nada está más lejos de la verdad.
Esta corriente nace con los skaters de norteamérica y con fuertes referencias pictográficas de Warehole, Klee y Lichtenstein y busca en la creatividad, la inteligencia y la posibiliad de mostrarle a la gente algo que está frente a sus ojos y que se camufla constantemente.
BsAs Stencil es el referente más notorio de esta nueva escena que excede la pintada autorreferencial. Al igual que el graffiti hiphopero, el stencil apela al bombing: trazar coordenadas, establecer un objetivo geográfico y cuantitativo, y diseñar un plan de evasión.