No parece haber un secreto, una fórmula mágica. Si es así, los tipos se guardan de que los ingredientes se conozcan todos a la vez. "Somos un buen grupo humano", dice Juanfra Saralegui, uno de los vocalistas de Mala Tuya, y Soledad Ramírez, frontgirl del grupo, agrega, como quien graba en piedra, que ese es el valor fundamental.

Ya pasaron de tocar en boliches y bailes de facultad a meter miles de personas en todos lados y a agotar el Teatro de Verano. Pasaron, también, de ser una banda-que-hace-versiones a ser un grupo de canciones propias, con el riesgo que eso implica. Y pasaron de ser una bola de nieve en las redes sociales a tener dos discos en la calle. Todo eso en poco menos de cuatro años.

Mala Tuya supo conjugar, primero, el gusto popular con un irresistible toque brasileño, para después explotar esa veta estribillera y bailable en un afortunado compendio de composiciones propias.

Todavía, sin embargo, se gastan litros de saliva y caracteres en Twitter intentando descifrar el "fenómeno" de Mala Tuya, que, al parecer, se explica solo: un poco de carisma y simpatía, un puñado de canciones que le gustan a esa entelequia que llamamos "la gente", un toque de marketing y una buena dosis de suerte. No parece, al fin y al cabo, tener más misterios que esos. Aunque siempre, siempre, puede haber un as bajo la manga, y miles de personas dispuestas a encontrarlo.

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¿Cómo están?

S: Estamos contentos. Como que recorrimos distintas etapas en estos casi cuatro años, y en este momento nos sentimos asentados. Ya pasamos por la etapa de ser la banda que está de moda, hicimos todo un trabajo más introspectivo a la hora de componer los temas, y ahora vivimos como en una tercera etapa en la que salimos como más activos, de nuevo, y mostrando todo lo que hemos crecido desde el punto de vista musical, de la imagen que mostramos como banda. Un trabajo más profesional. Nos sentimos seguros y pisando más fuerte.

J: Yo veo que el boom de crecimiento nos agarró sin estar demasiado preparados. Estábamos en un lugar donde era necesario demostrar cosas musicalmente, y no estábamos prontos. Nos dimos cuenta y nos lo hicieron entender, también. Tuvimos discusiones con un músico re despegado, Ricardo "Lechuga" Rodríguez, que era profesor de nuestro bajista [Federico Ucha], y quedó haciendo una suplencia cuando Federico se fue a Europa unos meses. En esa etapa nos empezó a conocer y se fue dando una relación, y cuando volvió el bajista de Europa él quedó dentro del grupo, y nos hizo abrir la cabeza. Por primera vez tuvimos presente la figura del productor. Él nos dijo que le gustaría producirnos, pero para eso teníamos que hacer un curso de música intensivo con él. Aprender. Y el año pasado tuvimos ese proceso de aprendizaje, sobre todo musical, donde pasamos varios meses dividiendo la banda en armonía, percusión y bata, y nos enseñó a entender, escribir, analizar la música. Eso nos facilitó mucho. Y ahora nos genera la ansiedad de poder demostrar lo que aprendimos. Demostrar musicalmente lo que somos como banda.

 

¿Cómo les cayó que viniera un tipo de afuera a decirles a ustedes "tenés que aprender esto"?

S: Excelente. Desde que empezó la banda siempre nos hemos nutrido de cosas que escuchamos de gente de alrededor, que nos acompaña y forma parte del grupo, como Ulises, nuestro técnico, que nos pasa piques y consejos. Siempre.

J: Como pasó todo de la nada, fue como sin querer que arrancamos, cuesta asumir que somos músicos. Si viene un músico de afuera y nos dice algo, lo escuchamos. Todos. Con el respeto que se merece. Y tratamos de sacar jugo a lo que nos dicen. Muchas veces se divide el músico de rock por un lado y el de tropical por el otro, y no se da esa unión. A nosotros se nos dio esa posibilidad de aprender de músicos que estaban en "el otro bando". En realidad, no hay bandos, pero se da así. Escuchamos y agradecemos que compartan los conocimientos. Se da mucho eso de que los que escuchan rock critican, pero los que tocan rock no.

S: En estos años nos hemos cruzado con un montón de gente que ha tenido la iniciativa de decirnos algo, y nosotros la actitud proactiva de tomar eso y hacer algo con ello. Aprendimos de cero. Cuando empezó la banda no tenía idea de lo que era un retorno, una prueba de sonido.

Foto: Montevideo Portal 


Desde que apareció Mala Tuya se habla de un "fenómeno" que todo el mundo intenta explicar, algo que no se le pide a otros artistas que llegan a ser masivos. Como que no bastara con que las canciones le gusten al público. ¿Hay algo además de eso?

S: Por un lado, creo que cuando surgimos el titular era "un grupo de amigos, jóvenes, estudiantes, que formaron una banda", el fenómeno, el furor. A ver qué onda es esta novedad. Parte de la base de ver qué hacen estos pibitos, de ponernos a prueba. Y pasa con nosotros, con Rombai, con Márama y las diez mil bandas que hay hoy. Hay un ojo de juzgar, que no está sobre otros artistas.


Nadie sale a cuestionar por qué van miles a ver a Larbanois Carrero o a Once Tiros, pero a ustedes sí...

S: Creo que es porque se da por entendido que lo que hacemos es malo, y tratan de explicar por qué lo sigue tanta gente. Hay como una presión sobre un género determinado que pasa por lo divertido.

J: Lo ves mucho en las redes sociales. Nadie pone en duda a las bandas nuevas de rock que aparecen.

S: Hay como un preconcepto de que tal tipo de música es de menor calidad que otro. ¿Cómo va a tener tantos adeptos? A mi entender es una postura equivocada. La música es una sola, y tiene distintos géneros, para distintos momentos, distintas personas, para acompañar diferentes situaciones. Y todas tienen su complejidad musical.

J: Yo me pregunto a veces por qué eso pasa del rock and roll hacia lo tropical pero no pasa al revés. La gente que escucha música tropical no critica al rock. Es más: escucha rock. Es como que los rockeros se cierran más.

S: Hay que tener apertura, relajarse un poco. De última, nadie está obligado a escuchar algo que no le gusta.

J: Quizá se explique por lo explosivas que resultan este tipo de bandas, que no fueron creciendo lento.

S: Hay una especie de cultura de que lo que parece más sacrificado, que cuesta años, tiene más peso. Del que de repente explotó de un día para el otro en seguida dicen "seguro que tiene guita, que le regalaron, que no sé qué". Parece que cuanto más sufrido más valioso. Y a cada uno le toca la realidad que le tiene que tocar. A nosotros nos pasó el cachetazo y acomodate y empezá a rendir. De un día para el otro también se te exige una cosa para la que no estás preparado. Lo puedo ver en otras personas. Como pasó con Camila [Rajchman], de Rombai. De un día para el otro se vio totalmente exigida a hacer shows, a salir en la televisión, a enfrentar las críticas. Y no estaba preparada. Eso es igual de "sufrido" que para una banda a la que le costó 20 años hacer lo que sabe. El valor no es comparable.


Siempre estamos buscando un Maracaná...

S: Sí, es eso. Todo el tiempo tratando de ver qué tiene más valor, qué es peor, qué es mejor. Tratar de calificar, agrupar, poner etiquetas a las cosas. Yo tengo la tranquilidad de que cada quién tiene lo que se merece y lo que le tiene que tocar y está perfecto para cada uno.

J: Y muchas veces es más difícil de tocar un son que un rock and roll. Ahí es cuando no te cierra la movida de por qué hay tanta gente criticando. No sé si tiene otra explosión de la molestia por ser algo explosivo o mediático.


Lo que somos


Volviendo al presente, ustedes arrancaron haciendo versiones, y luego dieron el paso de ponerse a componer. ¿Cómo se llevan con ese proceso? ¿Cuál es el traje que se ponen a la hora de componer una canción propia, hasta dónde abren la puerta?

S: Creo que la puerta la abrimos al máximo. Empezamos a experimentar, a buscar. Era la primera vez que nos poníamos a componer y queríamos ver qué era lo que queríamos decir y cómo decirlo. Ahí salió un disco en el que todos los temas tienen un género distinto mezclado con la base de ritmos brasileños y pagode. Metimos murga, electrónica, rock, reggae. Fusionamos un montón de cosas y probamos, porque no teníamos muy claro qué queríamos. Y en cuanto a las letras también. Empezamos a escribir de forma individual, con la libertad de hacerlo de lo que nos pintara. Sí somos muy conscientes de que estamos diciendo algo y que tiene que ser, no importante ni que va a cambiar el mundo, pero no queríamos hablar de la playa o de la fiesta, sino dar otro enfoque. Tratar temas que nos interesan, nos mueven, que dejen algo en alguien, y hacer un ritmo que capaz que sí se relacione con lo festivo. Y también nos salieron temas que no son para la fiesta ni para la playa, sino para escuchar sentados en casa.

J: Fue experimentar. Acá otra vez está la mano de Lechuga. Él supo identificar los puntos débiles de nuestras canciones. Yo me quedé metido en ese mundo de escribir, y siempre vengo con un tema nuevo, una letra. Se dio una mejoría en ese aspecto. La práctica te va cambiando. El Lechuga nos pasó un montón de herramientas y recursos de composición, que nos motivó pila. Cuando te muestran cosas nuevas que podés usar las querés usar todas, ver cómo son. En cuanto a las letras abrimos mucho, porque se habla de muchas cosas, y se habla seriamente. La gente de repente tenía una imagen de Mala Tuya que era todo fiesta, bailar, pero en el segundo disco demostramos que no. Hubo como un choque. Fue lo que nos salió.

S: Muchos nos dijeron, "uh, hicieron música para grandes".

J: Costó mucho hablar de amor. Es muy difícil. Imaginate presentar a una banda de amigos una canción así...

S: Y menos en esta barra, donde no te dejan pasar nada...

Foto: Montevideo Portal 

J: El mensaje general de todas las letras del disco es de salir adelante. De no quedar en la chiquita, de luchar por lo que uno quiere. De que si hay un problema enfrentarlo y solucionarlo. Es algo que, como grupo humano, tenemos muy presente. Estamos convencidos de que cualquier problema tiene solución. Se dio naturalmente.

S: ¡Y nos dimos cuenta de que no teníamos ninguna canción de amor! Y tuvimos que vencer ese pudor de hablar de amor, de que los demás estén pensando que yo siento esto. Eso fue bravo. Pero el resto fue como un sentimiento general de uno de los aprendizajes más fuertes de la banda, de enfrentar y manejar lo negativo que llegaba al grupo. Cuando nos empezamos a hacer conocidos y nos llegaron las críticas de gente que no conocemos y no le pedimos opinión. Ahí hay cosas lindas, pero también un panorama de agresividad que no conocíamos. Y también pesó la responsabilidad, porque hay gente escuchando, en la que de alguna manera influís. No da escribir cualquier cosa.

 

¿Y ahora saben qué decir? ¿Cambian el mundo las canciones?

S: Capaz que, de un modo más micro, el mundo de una persona en determinado momento.

 

¿A vos te cambió la vida una canción?

S: (Piensa...)

J: No sé si te cambia la vida, pero sí te cambia la voluntad para un momento que puede cambiar tu vida.

 

¿Las canciones de Mala Tuya pueden, aunque no se lo propongan ustedes, cambiarle la vida a alguien?

S: Suena muy fuerte, pero sí... De hecho, nos llegan montones de mensajes relindos, tipo "pah, yo estaba triste y escuché esta canción y me pasó esto...". Ahí te das cuenta de la responsabilidad que tenés. Creo que es un efecto dominó.


Hace un par de años decían que no se trazaban proyectos a largo plazo, sino que sus objetivos eran más bien cortos. Ahora, que ya no son la sorpresa, que son populares, ¿Miran un poco más lejos?

J: Me parece que seguimos teniendo objetivos a corto plazo. Nos ponemos objetivos y no siempre se cumplen. Por eso nunca ponemos objetivos a largo plazo, porque capaz que entre cumplir o no cumplir puede cambiar el camino. La idea es tratar de crecer. Ese es el objetivo a largo plazo. Hacer un camino como banda. Más que objetivo es un sueño. Somos un buen grupo humano, y es bastante difícil que haya tanta unión siendo tantos. Tenemos bastante presente lo de cuidar lo humano por sobre todas las cosas. Porque nos encantó aprender lo musical, pero antes de eso éramos amigos.

S: Ese es el valor por el que se formó la banda. Cuando entran las otras cosas, lo mediático, lo económico, lo comercial, las ordenamos por debajo de ese valor. Si eso no está, lo demás no tiene sentido.

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Mala Tuya presenta su espectáculo Inverano este viernes 15 de julio, desde las 21:00, en La Trastienda (Fernández Crespo y Paysandú). Entradas a la venta en Red UTS.