En 2004, Magali Lázara de Oliveira tenía 21 años y estaba en preparativos de casamiento cuando el destino alteró de forma trágica sus planes: su novio murió en un accidente de tránsito.

Nueve años más tarde, otro accidente cegaba la vida de la prometida de Edgar Campos. Más allá de su separación en el tiempo, ambos accidentes tuvieron un elemento en común: ocurrieron en la misma calle de la pequeña localidad de Formiga, en el estado brasileño de Minas Gerais.

Magali (42) y Edgar (47) se conocieron de una forma anodina: ella era empleada del banco donde él tenía su cuenta.

Siempre puntual con sus facturas, Edgar solía pagarlas por adelantado, y Magali se encargaba de enviar amablemente los documentos para el pago. Siempre hablaban, pero pura y exclusivamente de negocios. Cuando Edgar perdió a su prometida, Magali le ofreció su apoyo, y le mencionó que había pasado por la misma situación.

La chispa del romance se encendió en 2018, cuando ella le envió por error un emoji de besito con corazón en un mensaje. Lejos de escandalizarse, el cliente contestó rápidamente y de forma similar. Su interés mutuo solo se hizo evidente tras un error al enviar un mensaje.

“Recuerdo que ella envió un emoji de un corazón con un beso, y yo tres. Desde ese día, intenté averiguar si estaba soltera, y comencé a interesarme por ella. Primero, la invité a pasar un día en el restaurante que tenía en la ciudad. Aceptó y, al mismo tiempo, la invité a viajar con algunos miembros de mi familia a la playa. No fue ninguna sorpresa, en cuanto regresamos del viaje nos sentimos más unidos que nunca. Desde entonces, hemos estado juntos hasta el día de hoy”, dijo Edgar. En declaraciones al portal G1.

"El dolor nos unió, y el amor que aprendimos a cultivar el uno por el otro nos mantiene unidos", dijo Magali. "Es como si algo más grande nos guiara a estar juntos. Somos un verdadero encuentro de almas", comentó su esposo.

La boda se llevó a cabo el 15 de junio del año pasado, y ahora la pareja se apresta a celebrar con amor su primer aniversario de casados.

“Cada día que paso con Edgar ha sido un regalo. Es un hombre maravilloso, cariñoso, paciente, sabe escuchar, y tiene una alegría contagiosa. A su lado, me he convertido en una mejor persona. Me siento muy querida, muy feliz día tras día”, dijo la mujer feliz al cabo de un año de casamiento.