No todo el mundo lo tiene sencillo a la hora de entrar -o salir, que esa es otra- de un estacionamiento. A veces los lugares son demasiado reducidos, y no faltan quienes colocan sus coches de manera tan atravesada que parecería que les pagaran por eso.

Volante para acá, volante para allá. . . hay que encomendarse a San Retrovisor de los Maniobrantes y tener los nervios en su sitio. Y no faltan quienes hacen bajar al acompañante para que les vaya indicando, con los clásicos comandos "dale, dale, otro poquito. . . ¡ta, pedazo de bestia!".

Pues nada de esto parece sucederle a este verdadero rey del parking, quien -tal como se aprecia en el video, sale de una situación complicada con más clase que Maradona esquivando ingleses.