Ya en las primeras horas de la mañana la rambla del Parque Rodó comenzó a tomar catadura de feria, cubierta por los puestos de venta de imágenes religiosas, velas, barquichuelos de gomaespuma y toda clase de elementos para la liturgia umbandista, en procura de hacerse su agosto en pleno febrero.

Si bien la festividad -declarada de interés cultural y municipal- comenzaría oficialmente a las 19.30 del miércoles, desde el mediodía los fieles comenzaron a acercarse a la playa, comenzando a delimitar terreiros donde las Maes y Paes presiden el culto y reciben a los fieles.

Al habitual ritmo de los tambores y cánticos, se sumó en esta ocasión el de la megafonía situada en un pequeño estrado sobre la rambla. Allí, podía escucharse alternativamente en portugués y español, una breve reseña de la historia del culto de Iemanjá en la región.

En la arena, algunos pequeños grupos se adelantaron a la celebración nocturna. Sandías, confituras y pescados son algunas de las vituallas que integrarán las ofrendas de la noche, mientras estatuillas de Iemanjá y otras divinidades del panteón afrobrasileño aguardaban a la sombra de los toldos la llegada de la noche.