El joven príncipe de Marruecos conoce perfectamente sus obligaciones ceremoniales, y enfundado en un impecable traje gris, se lo ve participando de una ceremonia oficial.

Sin embargo, hay una parte del protocolo que chico se niega a cumplir: hacerse besar la mano.

Tal como se aprecia en las imágenes, el príncipe muestra una gran habilidad para el amague, retirando su extremidad derecha en el momento justo en que alguien intenta estamparle los labios. Algunos -sin duda gente más avisada- se limitan a estrechar la mano del futuro monarca, saludo que parece resultarle más agradable.