Hacía dos meses que no se veían. Rodolfo, un español que se quedó en silla de ruedas hace 18 años por un accidente de coche, y Lobo, un pastor alemán, son compañeros inseparables desde hace seis años. Una llaga en el sacro que se complicó obligó a Rodolfo a permanecer en un hospital de Santander más tiempo del previsto, informa La Vanguardia.

Tras una petición del paciente, el centro médico abrió por primera vez sus puertas a la visita de un perro de servicio. Las imágenes muestran cómo Lobo entra inquieto en la habitación. Algo le dice que Rodolfo está cerca. Enseguida descubre la silla de su amigo, pero él no está ahí. Olisquea todos los rincones del cuarto hasta que por fin lo encuentra.