Desde los afiches de hamburguesas a los anuncios de perfumes, los anuncios suelen asegurarse de aclarar -en letra chica, eso sí- que las imágenes son "ilustrativas". O sea: si en lugar del apetitoso manjar de la foto te toca un pan aplastado con un trozo de carne chamuscada, pues mala suerte.

Y por si algún despistado se hacía ilusiones, al comprar el reloj de lujo o el perfume importado tampoco te regalan el yate, el traje ni la rubia -o el rubio- que salen en el aviso.

Sin embargo, a este cliente de Amazon le pasó exactamente lo contrario: compró un producto y le mandaron exactamente lo que aparecía en la imagen. Y aún así se sintió defraudado. Obviamente, jamás pensó que el niño fuera parte del estampado.