Ya sea una piscina de 3.000 o de 180.000 litros, siempre debemos cuidar el agua y aplicar algún producto que evite la formación y proliferación de algas. No solo por salud, sino también hay que mantenerla para que el agua en malas condiciones no termine afectando de alguna manera a la piscina y al sistema de filtrado, por ejemplo, obstruyendo o acumulando residuos que disminuyan su vida útil.
En la mayoría de los casos se utiliza algún tipo de cloro como hipoclorito de sodio líquido, o alguno de los cloros sólidos o en polvo como las pastillas triple acción (cloro, clarificante y alguicida).
El hipoclorito de sodio cloro líquido 100 g/l se suele utilizar con mayor frecuencia en piscinas olímpicas, piscinas cerradas calefaccionadas o piscinas grandes de clubes con alta afluencia de público y gran cantidad de litros de agua. Para este caso es necesario que se puedan realizar aplicaciones diarias del líquido, ya que por sus características se descompone inmediatamente al entrar en contacto con la carga orgánica del agua.
También será necesario controlar muy frecuentemente el nivel de pH del agua, dado que la propia aplicación del hipoclorito y su residual químico tienen por resultado no buscado una variación del pH. Es por esto que debemos de estar más atentos y tendremos que invertir en algunos reguladores de pH para compensar este efecto.
El hipoclorito líquido es un excelente oxidante y brinda óptimos resultados en estos casos, pero puede tener algunos inconvenientes como el alto costo y la corta vida útil. No durará de una temporada a la otra dado que es sumamente degradable y pierde su efectividad en pocos meses.
Las pastillas triple acción son recomendadas para el mantenimiento de piscinas familiares y domésticas, desde 3.000 hasta 180.000 litros aproximadamente, que tienen afluencia media y en las que muchas veces no disponemos de tiempo para realizar aplicaciones diarias.
Una de las ventajas de la pastilla es que, al tratarse de cloro sólido compactado, no se disuelve inmediatamente, lo que permite dosificar cloro paulatina y controladamente en la piscina a lo largo de una semana, generando un mantenimiento con baja carga de trabajo. Un ejemplo es el caso de las piscinas que están en la casa de la playa, en la que no permanecemos todos los días para trabajar en ella.
Otro beneficio, además de su reducido costo en comparación con el líquido, es la larga durabilidad de la pastilla, que se mantendrá en condiciones de una temporada a la otra.
No podemos dejar de lado la existencia del tratamiento de aguas con clorinadores o salinizadores. Estos generan pequeñas cantidades de cloro a través de una celda electrolítica que se acciona al pasar agua salada por el equipo instalado en la piscina. Mediante este mecanismo, de la sal (cloruro de sodio) que contiene el agua se desprende el cloro (hipoclorito de sodio) que da tratamiento.
En todos estos casos es importante recordar que también se requerirá trabajo de limpieza manual y de filtrado, además del control y regulación del pH.
Una columna del equipo de PROlimpio.
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