Los adolescentes que juegan videojuegos con elementos similares a las apuestas, como cajas de botín o ruletas de premios, tienen más probabilidades de apostar con dinero real en el futuro, según concluye un estudio longitudinal realizado por investigadores de la KU Leuven y la Universidad de Gante, ambas en Bélgica.
El trabajo, publicado en la revista International Gambling Studies, encuestó a más de 2.000 jóvenes jugadores en dos etapas, con un año de diferencia. El hallazgo principal: los menores que interactúan con mecanismos de azar en los videojuegos tienen mayores probabilidades de involucrarse más tarde en juegos de apuestas reales, en comparación con quienes no los utilizan.
“A través de campañas informativas se podría concienciar a adolescentes, padres y educadores sobre los riesgos asociados a estos elementos”, subrayó Eva Grosemans, autora principal del estudio y asistente posdoctoral del Laboratorio de Medios, Cultura y Política de la KU Leuven.
De los videojuegos a las apuestas reales
El estudio forma parte del proyecto europeo Gam(e)(a)ble, que investiga cómo se difuminan las líneas entre el juego y el azar. Los investigadores encuestaron a 2.289 adolescentes belgas de entre 10 y 17 años entre noviembre de 2021 y febrero de 2022. Un año después, 2.197 participaron en una segunda ronda; 561 adolescentes completaron ambas etapas y conformaron la muestra analizada.
Los resultados mostraron una asociación clara: aquellos que interactuaron con elementos similares a los juegos de azar (como cajas de botín, ruletas o juegos de casino sociales) en la primera fase, fueron más propensos a apostar con dinero real un año después.
El modelo estadístico usado, llamado “panel de retardo cruzado”, permitió demostrar que esta relación es direccional: los elementos de azar en videojuegos preceden al comportamiento de juego con dinero real, no al revés.
Actitudes que influyen y cifras preocupantes
La investigación también detectó que cuanto mayor era la exposición a mecánicas similares al azar, más positiva era la actitud de los adolescentes hacia las apuestas, y mayor su intención de participar en ellas.
Los datos son contundentes:
- Un 75% de los jóvenes usó cajas de botín o elementos similares durante la primera fase.
- Un 60% reportó haber apostado con dinero real en el último año.
- Tres de cada cinco adolescentes (59,1%) interactuaron con elementos de azar en ambas fases.
- La mitad (46,9%) apostó con dinero real en ambas etapas.
- La forma de juego más popular fue la tarjeta “rasca y gana”, usada por el 37%.
También se observaron diferencias por género: en la primera fase, el 88,5% de los chicos usó elementos similares al azar, frente al 64,1% de las chicas. Esta brecha se redujo en la segunda etapa.
“Aunque los efectos parezcan modestos, son consistentes con estudios similares. La actitud hacia el juego fue un factor mediador clave”, explicó el profesor Bart Soenens, coautor del estudio.
Con información de Europa Press.
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