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Salud

Por The New York Times

Una nueva estrategia de vacunación para los niños: solo una dosis, por ahora

Mientras los padres estadounidenses batallan con temas difíciles respecto a la vacunación de sus hijos contra el coronavirus, las familias de otros países han recibido una opción nueva: administrarles a los niños una sola dosis de la vacuna.

07.10.2021 20:16

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2021-10-07T20:16:00-03:00
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Por The New York Times | Apoorva Mandavilli

Mientras los padres estadounidenses batallan con temas difíciles respecto a la vacunación de sus hijos contra el coronavirus, las familias de otros países han recibido una opción nueva: administrarles a los niños una sola dosis de la vacuna.

Funcionarios del Reino Unido, Hong Kong, Noruega y otros países han recomendado una sola dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech para niños a partir de los 12 años, lo que proporciona una protección parcial contra el virus, pero sin los posibles daños observados de manera ocasional después de dos dosis. El miércoles, Suecia y Dinamarca se unieron a las filas anunciando que los adolescentes deberían recibir una sola dosis de la vacuna de Moderna.

A las autoridades sanitarias de esos países les preocupan en especial los datos crecientes que sugieren que la miocarditis, una inflamación del corazón, puede ser más común de lo que se pensaba entre los adolescentes y adultos jóvenes después de la vacunación.

El riesgo sigue siendo muy reducido, y cobra relevancia solo después de la segunda dosis de una vacuna de ARNm, pero las cifras han modificado el cálculo de riesgos y beneficios en países donde los contagios nuevos son en su mayoría menores que en Estados Unidos.

Los asesores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés) revisaron los datos sobre la miocarditis en junio y votaron por unanimidad a favor de recomendar la vacuna para niños a partir de los 12 años, con el argumento de que los beneficios superaban con creces el riesgo.

Las investigaciones de la agencia han calculado que, por cada millón de menores de 12 a 17 años vacunados en Estados Unidos, las vacunas podrían causar un máximo de 70 casos de miocarditis, pero evitarían 5700 contagios, 215 hospitalizaciones y dos fallecimientos. Los estudios también han demostrado que el riesgo de padecer problemas cardiacos después del COVID-19 es mucho mayor que tras la vacunación.

La miocarditis fue una de las preocupaciones que llevaron a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) a pedirles a los fabricantes de vacunas este verano que aumentaran el número de niños en los ensayos clínicos. Es probable que este tema sea el centro de un intenso debate cuando los asesores de la agencia se reúnan la semana próxima para revisar las pruebas de las vacunas en los niños de 5 a 11 años.

El análisis más reciente, que se publicó el miércoles en The New England Journal of Medicine, reveló que la incidencia de miocarditis tras la vacunación en Israel fue mayor entre los varones de 16 a 29 años. Alrededor de once de cada 100.000 varones de ese grupo etario desarrollaron la enfermedad pocos días después de ser vacunados, un índice superior al de la mayoría de las estimaciones previas. (En las mujeres de cualquier edad el riesgo fue insignificante).

De los 54 casos identificados en el estudio, uno tuvo la gravedad suficiente para requerir ventilador. Otro paciente con antecedentes de enfermedad cardiaca murió por una causa desconocida poco después de que le dieron el alta del hospital.

De los catorce pacientes del estudio nuevo que presentaban anomalías cardiacas cuando ingresaron en el hospital, diez seguían presentando algunos síntomas de problemas cuando fueron dados de alta, pero cuando examinaron a los pacientes de nuevo unas semanas más tarde, los cinco de quienes se tenían resultados parecían haberse recuperado por completo.

Un segundo estudio, que también se publicó en la revista, reveló que los jóvenes de entre 16 y 19 años presentaban la mayor incidencia de miocarditis después de la segunda dosis: nueve veces más en comparación con los jóvenes no vacunados de la misma edad durante el mismo periodo.

Las autoridades sanitarias de otros países tienen previsto revisar la estrategia de una sola dosis conforme se disponga de más información sobre la seguridad, y es posible que opten por proceder con las segundas dosis; sin embargo, la posibilidad de aplazar la segunda inyección no ha recibido suficiente atención en Estados Unidos, según Walid Gellad, experto en seguridad de medicamentos de la Universidad de Pittsburgh.

“En Estados Unidos, la gente no ha querido hablar al respecto, por razones poco claras”, dijo Gellad. “Los padres que tienen dudas podrían agradecer la noticia de que el riesgo de presentar efectos secundarios en realidad es mucho menor si se administra una dosis que si se administran dos”.

Añadió que los efectos secundarios graves se han observado sobre todo en varones, por lo que el cálculo de la dosis debería ser diferente para niños y niñas.

Es demasiado pronto para saber si la miocarditis podría debilitar de manera permanente el corazón de algunas personas después de la vacunación, comentó Jeremy Brown, experto en enfermedades respiratorias del University College de Londres y miembro del grupo asesor británico de la vacuna.

“Eso nos dificulta mucho hacer la afirmación irrefutable de que es completamente seguro administrar esta vacuna”, señaló Brown. “Necesitamos saber cuáles pueden ser las consecuencias de la miocarditis a largo plazo”.

Los expertos afirmaron que la urgencia de vacunar a los niños por completo con dos dosis tiene que sopesarse en función de la situación particular de cada país. En el Reino Unido, los altos índices de vacunación entre los adultos mayores y de riesgo elevado han contribuido a mantener los hospitales casi libres de pacientes enfermos de gravedad a causa del COVID-19.

“La posibilidad de que un niño sano de 12 a 15 años contraiga COVID-19 de gravedad es ínfima”, dijo Brown. “Frente a eso, tienes asegurarte de que la vacuna que se administra es completamente segura”. En Hong Kong, el argumento a favor de las dos dosis en adolescentes es aún más débil que en el Reino Unido, comentó Benjamin Cowling, epidemiólogo de la Universidad de Hong Kong.

Hong Kong solo ha registrado 213 fallecimientos y poco más de 12.000 casos de COVID-19 desde el inicio de la pandemia, con menos de diez casos diarios desde abril. Por lo tanto, el riesgo de miocarditis, aunque sea poco frecuente, supera el beneficio de vacunar por completo a los adolescentes, dijo Cowling.

Añadió que los ensayos clínicos de la vacuna en niños no tienen la extensión suficiente para detectar efectos secundarios raros como la miocarditis. “Solo lo verías hasta que pasara al nivel de la población, y entonces sería demasiado tarde”. La posibilidad de ofrecer segundas dosis a los niños “sí se debe considerar con detenimiento”.

No obstante, Estados Unidos no está en la misma situación que otros países, señaló Jeffrey Duchin, médico especialista en enfermedades infecciosas y miembro sin voto del grupo asesor de los CDC sobre vacunas.

Unos 2000 estadounidenses mueren cada día, y los hospitales de muchas partes del país siguen abarrotados. “Hemos tenido un impacto significativo en nuestra población pediátrica”, comentó Duchin.

Casi 900.000 niños han sido hospitalizados con COVID-19 desde que comenzó la pandemia, y han muerto unos 520. Algunos niños han desarrollado el llamado COVID-19 prolongado, en el que los síntomas persisten durante meses, y a más de 4000 se les ha diagnosticado una afección peligrosa denominada síndrome inflamatorio multisistémico infantil.

“Todos los datos que tenemos hasta ahora sugieren que la enfermedad en sí es mucho peor que los efectos secundarios de la vacuna”, señaló Duchin. Teniendo en cuenta todo esto, un riesgo reducido de padecer miocarditis vale la pena, dijo, y dos dosis están justificadas.

Duchin afirmó que también le preocupaba que una sola dosis de la vacuna no protegiera a los niños contra el contagio o la enfermedad, al menos no durante mucho tiempo. “No he visto datos que sugieran que una dosis tenga un nivel de protección alto y duradero”, dijo.

Según algunos expertos, todas estas preocupaciones, así como los datos sobre la miocarditis, deberían servir de base para un debate nacional sobre la conveniencia de ofrecer una dosis frente a dos vacunas en los adolescentes.

“No se ha debatido lo suficiente sobre los posibles efectos adversos de la vacunación, porque todo el mundo está muy, muy sensible en torno a la indecisión y no quiere fomentar las campañas antivacunas”, aseveró Cowling.

En particular, en Estados Unidos muchos expertos en salud pública se han mostrado reacios a expresar su preocupación respecto a las vacunas, dijo Gellad: “Nadie quiere despertar ninguna duda de que los niños deben ser vacunados”.

“Pero creo que hay maneras de hablar al respecto que le interesarán a la gente que está indecisa”. Un adolescente recibe la vacuna contra el COVID-19 en Mineápolis, el 13 de mayo de 2021. (Aaron Nesheim/The New York Times)