Contenido creado por Gerardo Carrasco
Salud

Mesura, por favor

Putin anuncia vacunas contra el cáncer. ¿Qué hay detrás de ese esperanzador adelanto?

Las denominadas oncovacunas no son vacunas en sentido estricto, y varios países desarrollan proyectos para obtenerlas.

16.02.2024 14:53

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2024-02-16T14:53:00-03:00
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El presidente ruso Vladimir Putin es un visitante habitual de los titulares de la prensa. Generalmente se lo menciona en asuntos vinculados a la política internacional, y en los últimos dos años en reportes acerca de la invasión rusa de Ucrania. Sin embargo, esta semana el mandatario fue noticia en la sección de ciencia y sanidad.

Durante el Foro de Moscú sobre Tecnologías, Putin aseguró que los científicos de su país habían “avanzado mucho” en el desarrollo de una oncovacuna, y que su obtención sería cuestión de poco tiempo.

El anuncio resultó sin dudas esperanzado, pero la evidencia científica al respecto no lo es tanto. En concreto, los laboratorios y universidades de Rusia no han publicado todavía estudios al respecto, ni se tiene evidencia de ensayos clínicos en la materia, según consigna la web especializada Hipertextual.

Dicha publicación destaca dos detalles que Putin no mencionó en su discurso. El primero es que ya existen oncovacunas aprobadas en algunos países, y el segundo es por definición no es posible obtener algo que se pueda denominar vacuna contra el cáncer.

Esto se debe a que el cáncer no es una enfermedad infecciosa causada por un agente invasor que pueda ser prevenido por una vacuna. Sin embargo, cierto es que hay casos —como el del papiloma— en el que virus o bacterias pueden incidir a largo plazo en la formación de tumores. Y para algunos de esos virus sí hay vacunas.

En concreto, el término oncovacuna se refiere a tratamientos inmunomoduladores que vuelven al propio sistema inmunitario contra las células tumorales. De hecho, esto es algo que suele ocurrir por sí solo. El sistema inmunitario no ataca solo a agentes infecciosos, también se vuelve contra aquellas células que empiezan a dividirse de forma descontrolada, aumentando el riesgo de formar tumores. Si llega a producirse el cáncer, es porque el sistema inmunitario no ha podido enfrentarse a esas células a tiempo. Esto se puede ver facilitado por las propias células cancerosa, dado que son capaces de liberar sustancias que inhiben el sistema inmunitario.

Por ello, la oncovacunas que se investigan actualmente en diversos países —Rusia incluido— consisten en sistemas para moldear o reforzar las propias defensas del paciente para que ataquen a las células tumorales, esquivando esos escudos impuestos por el propio cáncer.

La mayoría de oncovacunas que existen en la actualidad se encuentran en fase de investigación. Algunas ya arribaron a la etapa de ensayos clínicos en humanos, y otras incluso se han aprobado para su uso. De hecho, Rusia tiene aprobada una oncovacuna frente al cáncer de riñón desde el año 2008. No obstante, las autoridades sanitarias de otras partes del mundo no consideraron suficientes las pruebas de eficacia y seguridad presentadas por la compañía que las produce, por lo que no dieron el visto bueno.

Otra opción que forma parte de las oncovacunas que sí se han aprobado es Sipuleucel-T, Provenge. Esta fue aprobada en 2010 por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, para el tratamiento de algunos tipos de cáncer de próstata.

Antes de administrar oncovacunas que ya se encuentren aprobadas, se debe caracterizar muy bien el cáncer del paciente al que se quiere tratar. Esto se debe a que estimulan el ataque a antígenos concretos que se encuentran en la superficie de las células tumorales. Se debe comprobar cuáles son los antígenos presentes en sus células y si existe ya un enfoque terapéutico diseñado contra ellos. En algunos casos, para hacerlo aún más específico, se diseñan las vacunas a partir de las propias células del paciente.

Por ello, no se puede hablar de una producción masiva de vacunas de uso general, como sí se hace con enfermedades infecciosas como la covid, el sarampión o la polio. A menos que los investigadores rusos hayan encontrado un método realmente revolucionario. No sería la primera revolución rusa.