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Salud

Por The New York Times

Nuestro cuerpo resiente el exceso de trabajo

Aquí presentamos algunas formas de identificar los síntomas físicos del estrés causado por el síndrome del trabajador quemado y las maneras de atacarlos.

17.02.2022 13:39

Lectura: 8'

2022-02-17T13:39:00-03:00
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Por The New York Times | Melinda Wenner Moyer

Jessi Gold, psiquiatra en la Universidad de Washington en Saint Louis, sabe que está cerca del agotamiento por trabajo cuando se despierta, siente un enojo instantáneo ante su buzón de correo electrónico y no desea salir de la cama. Tal vez no es de sorprender que una profesional de la salud mental que intenta detener la creciente ola del síndrome del trabajador quemado a veces también se agote. Después de todo, en nuestra cultura estadounidense el fenómeno es prácticamente omnipresente.

En una encuesta de 2021 realizada entre 1500 trabajadores estadounidenses, más de la mitad dijo sentirse agotado como resultado de las exigencias de su trabajo y la sorpresiva cantidad de 4,3 millones de estadounidenses renunciaron a su empleo en diciembre en lo que se ha llegado a conocer como “la gran renuncia”. Cuando la gente piensa en el síndrome del trabajador quemado, imagina síntomas mentales como sentimientos de impotencia y cinismo. Pero este desgaste laboral también puede conducir a síntomas físicos y los expertos dicen que es buena idea estar atentos a las señales y tomar medidas cuando las identificas.

El síndrome del trabajador quemado, o burnout, no se define como una condición médica, sino como “una manifestación de estrés crónico total”, explicó Lotte Dyrbye, médica y científica que estudia el agotamiento laboral en la Clínica Mayo. La Organización Mundial de la Salud describe el burnout como un fenómeno laboral caracterizado por la sensación de agotamiento, apatía y reducción de eficacia.

“Empiezas a no funcionar muy bien, no cumples plazos, te frustras, y tal vez estás irritable con tus colegas”, dijo Jeanette M. Bennet, investigadora que estudia los efectos del estrés en la salud en la Universidad de Carolina del Norte en Charlotte.

Pero el estrés puede tener efectos de desgaste en el cuerpo, especialmente cuando no se alivia después de un tiempo, por lo que tiene sentido que también pueda provocar síntomas físicos, dijo Bennett. Cuando las personas están sufriendo estrés, sus cuerpos experimentan cambios entre los que se incluyen la producción de mayores niveles de hormonas del estrés, como cortisol, adrenalina, epinefrina y norepinefrina. Estos cambios son útiles a corto plazo, pues nos brindan la energía para superar situaciones difíciles, pero con el tiempo, comienzan a dañar el organismo.

Nuestros cuerpos “no fueron diseñados para el tipo de estresores que enfrentamos hoy”, dijo Christina Maslach, psicóloga social en la Universidad de California, Berkeley, que ha dedicado su carrera a estudiar el desgaste laboral.

Aquí le mostramos cómo reconocer el agotamiento en su cuerpo y qué hacer al respecto.

Qué pistas debes buscar

Un síntoma común del desgaste laboral es el insomnio, dijo Dyrbye. Cuando unos investigadores en Italia encuestaron a trabajadores sanitarios de primera línea durante el primer pico de la pandemia, hallaron que el 55 por ciento de ellos reportaban tener dificultades para conciliar el sueño y casi 40 por ciento tenían pesadillas.

Los estudios sugieren que el estrés crónico interfiere con el sistema neurológico y hormonal complejo que regula el sueño. Se trata de un círculo vicioso, porque la falta de sueño trastorna aún más el sistema. Si has notado que no logras dormir por la noche, eso podría ser una señal de que estás experimentando desgaste laboral, dijo Dyrbye, y tu insomnio podría exacerbar el problema.

El agotamiento físico es otra señal común. Gold dijo que uno de sus síntomas clave era la fatiga. “Me di cuenta de que todos los días dormía después del trabajo y fue como ‘¿Qué me pasa?’, pero en realidad estaba con burnout”, dijo.

Los cambios en los hábitos alimenticios también pueden ser señal de este agotamiento laboral, ya sea un aumento o disminución en la cantidad de alimento que se ingiere. En el estudio de los trabajadores de salud italianos, el 56 por ciento informó de cambios en sus hábitos alimenticios. Es posible que las personas coman menos porque están muy ocupadas o distraídas, pero también es posible que, de repente, estén antojados de “esos alimentos confortables que a todos nos gustan cuando necesitamos algo que nos haga sentir mejor”, dijo Bennet.

Las investigaciones también sugieren que las hormonas del estrés pueden afectar el apetito, haciendo que las personas se sientan menos hambrientas de lo normal cuando están con mucho estrés y más hambrientas de lo normal cuando el estrés se alivia.

Las jaquecas y dolores de estómago también pueden ser provocados por el desgaste laboral, dijo Gold. En un estudio en Suecia, realizado entre personas que sufrían trastorno de agotamiento —una condición médica similar al desgaste laboral— halló que el 67 por ciento de los participantes reportaban náuseas, gases o indigestión y que 65 por ciento sufrían de dolores de cabeza. Cabe mencionar que el desgaste laboral puede desarrollarse en paralelo con la depresión o la ansiedad, y que ambas pueden causar síntomas físicos. La depresión puede causar dolores musculares, dolor de estómago, trastornos del sueño y cambios en el apetito. La ansiedad está vinculada a los dolores de cabeza, la náusea y la dificultad respiratoria.

Qué hacer

Si experimentas síntomas físicos que podrían ser indicativos de agotamiento, considera consultar a tu médico de cabecera o a un profesional de salud mental para determinar si estos son causados por el estrés o tienen su origen en otras condiciones físicas, dijo Dyrbye. No ignores los síntomas ni asumas que no importan.

“Es muy fácil desestimar tus propios síntomas, sobre todo en nuestra cultura, en la que nos enseñan a trabajar arduamente”, dijo Gold.

Si se trata de desgaste laboral, la solución más adecuada es atender el origen del problema.

El desgaste laboral por lo general se reconoce cuando está causado por el trabajo, pero el estrés crónico puede tener una multiplicidad de causas: problemas económicos, dificultades en las relaciones afectivas, carga de cuidados, entre otras. Piensa en “las piedritas en tu zapato con las que tienes que lidiar todo el tiempo”, dijo Maslach, y haz una lluvia de ideas sobre cómo deshacerte de algunas de ellas. Tal vez puedas pedirle a tu pareja que participe más en la rutina de dormir de tu hijo pequeño, u ordenar comida a domicilio cuando estás demasiado ocupado como para además planear la cena.

A pesar de que la cultura popular se ocupa del tema, el desgaste laboral no se “arregla” con mejores autocuidados, dijo Maslach, de hecho, esto solo empeora el problema porque traslada la culpa y la responsabilidad a quienes sufren del burnout e insinúa que son ellos quienes deben hacer más para sentirse mejor, cuando no es así. Sin embargo, algunas decisiones de estilo de vida pueden hacer que el agotamiento sea menos constante. El apoyo social, por ejemplo, puede ayudar, dijo Gold. Esto podría incluir hablar con un terapeuta o reunirse con amigos (incluso a través de Zoom). También puede ser de utilidad aprovechar las prestaciones de salud mental o ejercicio que ofrece tu empleador. Dormir más también puede ayudar, así que si sufres de insomnio, habla con un médico sobre los posibles tratamientos, sugirió Bennett.

Cuando el burnout resulta de dificultades laborales, puede ser buena idea solicitar mejores condiciones de trabajo. Maslach sugirió hacer una lluvia de ideas con los colegas y presentarle algunas sugerencias a tu empleador, como contar con zonas de silencio para tomar descansos y llamadas personales, establecer días en los que no se programen reuniones para tener más oportunidades de concentración o procurar que siempre haya café en la oficina.

Incluso los pequeños cambios pueden hacer mella en el riesgo de agotamiento si solucionan un problema que las personas enfrentan en el trabajo diariamente. “Son los estresores crónicos los que a la larga terminan por desquiciar a las personas: les falta el equipo adecuado, no tienen todos los implementos que necesitan, les falta personal para trabajar”, dijo Maslach.

Tomar tiempo libre también puede ayudar, pero lo más seguro es que sea como una curita temporal, dijo Gold. Compara esta medida con usar una cubeta para sacar agua de un barco que se hunde. “Igual se hunde, ¿no es así? Tienes que hacer algo más que sacar el agua”, explicó. Sin embargo, Dyrbye indicó que es importante tomar descansos con regularidad.

Al final lo que buscas es asegurarte de que tienes libertad y autonomía en tu trabajo, dijo Gold. “Todo lo que puedas hacer para recuperar un elemento de control puede ser útil”, dijo. Eso puede significar que hagas la tarea que menos te gusta justo antes de tomar un descanso o terminar el día, de modo que te entusiasme la idea de realizarla y del momento posterior en que te recuperas. O podría ser intercambiar una tarea que no te gusta con un colega y, a cambio, realizar lo que a él o ella menos les gusta, y que tal vez para ti no resulte tan difícil.

Por último, aunque tal vez no quieres añadir más cosas a tu día, intenta separar tiempo diariamente para algo que te encanta, dijo Dyrbye. Su trabajo reveló que los cirujanos que apartan tiempo para pasatiempos y recreación, así sean 15 o 20 minutos al día, tienen menos probabilidades de experimentar desgaste laboral que los cirujanos que no lo hacen.

“Debes encontrar algo fuera del trabajo que ayude a desestresarte, que te ayude a enfocarte y te ayude a relajarte”, dijo.

Melinda Wenner Moyer es periodista de ciencia y autora de Cómo criar hijos y que no salgan imbéciles