Investigadores del Instituto de Salud Pública de la Universidad de Oporto (ISPUP) concluyeron que los niños dejan comida en el plato y comen lentamente tienen una mejor salud cardiometabólica.
En declaraciones a la agencia noticiosa Lusa, Sarah Warkentin, principal autora del estudio publicado en la revista Nutrition, Metabolism & Cardiovascular Diseases, explicó este viernes que el propósito del trabajo era evaluar cuánto los comportamientos alimenticios de los niños a los 7 años influían en el riesgo cardiometabólico a los 10 años, es decir, el desarrollo de enfermedades como la obesidad, la diabetes y la hipertensión arterial.
Para responder a esta pregunta, los investigadores utilizaron datos de casi 3,000 niños de la generación XXI, un estudio longitudinal desarrollado por ISPUP que, desde 2005, ha seguido a 8,600 personas que nacieron en hospitales públicos en el Área Metropolitana de Oporto.
A través de cuestionarios respondidos por los padres, los investigadores evaluaron los comportamientos alimentarios de los niños a los 7 años y, a través de muestras de sangre, recopilaron datos sobre triglicéridos, colesterol HDL, resistencia a la insulina y presión arterial de los participantes a los 10 años.
"Estos son factores de riesgo bien conocidos que aumentan la probabilidad de que estos niños tengan enfermedades cardiovasculares en el futuro, como infarto agudo de miocardio, diabetes y otras enfermedades ya descritas", dijo la investigadora.
Según Sarah Warkentin, la asociación entre los datos recopilados muestra que los niños que manifiestan "una mejor respuesta a la saciedad", es decir, dejan más comida en el plato o comen más lentamente, presentan "mejor salud cardiometabólica".
A su vez, los niños que muestran "mayor placer al comer" y piden más alimentos, tienen "peor salud cardiometabólica".
"Es importante señalar que estas asociaciones dependen mucho del peso del niño, porque, desde el momento en que incluimos el peso del niño en los modelos estadísticos, estas asociaciones se pierden", enfatizó el investigador, y agregó que la salud cardiometabólica "depende mucho más del peso que de los comportamientos alimenticios ".
En ese sentido, señaló que aunque el peso es un predictor importante de la salud cardiometabólica, el objetivo del equipo era "evaluar otros y diferentes parámetros".
"La comprensión de la influencia de los comportamientos alimentarios en la salud cardiometabólica de los niños es esencial para que se pueda intervenir precozmente y moldear mejor la salud de los más pequeños", dijo.
El equipo de investigadores de ISPUP pretende ahora "comprender mejor si los comportamientos alimentarios se explican por la genética o como una consecuencia ambiental".
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