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Salud

Por The New York Times

La vacuna de AstraZeneca y los coágulos: lo que sabemos hasta ahora

Hasta el momento, los investigadores en Europa no han identificado ningún padecimiento subyacente entre los receptores de la vacuna

12.04.2021 08:03

Lectura: 6'

2021-04-12T08:03:00-03:00
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Por The New York Times | Benjamin Mueller and Denise Grady

La vacuna de AstraZeneca-Oxford contra la COVID-19 ha sido distribuida en al menos 115 países, en algunos de ellos ya durante varios meses. Sin embargo, no fue hasta que surgieron algunos casos de un trastorno de coágulos en la sangre poco común (algunos de estos fatales) aproximadamente hace un mes que muchas naciones europeas comenzaron a repensar su uso en todos los grupos etarios.

Varios de esos países, bien aprovisionados de otras vacunas, ahora han limitado el uso de la vacuna de AstraZeneca-Oxford a las personas mayores y algunos la han dejado de usar por completo. Mientras la incidencia de estos trastornos de coágulos es extremadamente baja, los reguladores e investigadores buscan crear conciencia entre el público acerca de ciertos síntomas (incluyendo dolor de cabeza, inflamación de piernas y dolor abdominal), especialmente en personas más jóvenes que han sido vacunadas.

No obstante, los expertos en salud pública han expresado preocupaciones acerca de que la publicidad que rodea las reacciones poco comunes relacionadas con la vacuna fomente la reticencia, un problema particular en Europa. Ellos continúan enfatizando que los beneficios de la vacuna AstraZeneca-Oxford superan por mucho los riesgos. En muchas naciones, es la única vacuna disponible.

A continuación, algunas de las preguntas frecuentes.

¿Qué es un coágulo y, en general, que los ocasiona?

Un coágulo es un grumo grueso y gelatinoso de sangre que puede bloquear la circulación. Los coágulos se forman en respuesta a las heridas y también pueden ser causados por muchas enfermedades, incluyendo el cáncer y los trastornos genéticos, así como ciertas drogas y estar sentado o acostado durante periodos largos. La COVID-19 puede detonar problemas graves de coágulos. Los coágulos que se forman en las piernas a veces se desprenden y viajan a los pulmones o, en raras ocasiones, al cerebro, donde pueden resultar mortales.

Los coágulos en las personas que han recibido la vacuna de AstraZeneca-Oxford han atraído gran preocupación debido a su inusual constelación de síntomas: bloqueos en venas principales, a menudo en aquellas que drenan sangre del cerebro, combinado con conteos bajos de plaquetas. Las plaquetas son un componente de la sangre que está involucrado en la coagulación.

Investigadores en Alemania y Noruega descubrieron que quienes recibieron la vacuna y que desarrollaron el trastorno de coágulos habían producido anticuerpos que activaron sus plaquetas y condujeron a los coágulos. Los científicos sugirieron nombrar a la reacción inusual “trombocitopenia protrombótica inmune inducida por vacuna” (VITT, por su sigla en inglés).

Hasta el momento, los investigadores en Europa no han identificado ningún padecimiento subyacente entre los receptores de la vacuna que desarrollaron problemas graves de coágulos que podrían colaborar a explicar su susceptilidad.

Algunos funcionarios de salud han dicho que las personas más jóvenes parecen tener un poco más de riesgo de desarrollar coágulos. Debido a que es menos probable que esas personas presenten un caso grave de COVID, afirman los reguladores, cualquier vacuna aplicada a ese grupo etario debe cumplir con los requisitos de un estándar más alto.

¿Cuál es la frecuencia de casos inusuales en Europa?

Hasta el 4 de abril, los reguladores europeos habían recibido reportes de 222 casos del inusual problema de cóagulos sanguíneos en el Reino Unido y el área económica europea compuesta por treinta naciones (la Unión Europea más Islandia, Noruega y Liechtenstein). Dicen que alrededor de 34 millones de personas han recibido la vacuna de AstraZeneca en esos países y que los problemas de coágulos aparecían en una tasa de alrededor de 1 por cada 100.000 vacunados.

Los reguladores europeos dijeron que hasta el 22 de marzo habían realizado análisis detallados de 86 casos, 18 de los cuales resultaron fatales.

Funcionarios británicos de salud han descrito una menor incidencia de casos, tal vez como resultado de la aplicación de la vacuna en personas de mayor edad, quienes parecen ser menos susceptibles.

No obstante, ofrecieron evidencia esta semana de que el riesgo de ser ingresado a terapia intensiva con COVID supera los peligros de coágulos sanguíneos en casi todos los casos. El único grupo para el que dicen que el riesgo de problemas de coágulos fue mayor que el del ingreso a terapia intensiva en relación con el coronavirus fue el de personas menores de 30 años que viven en un lugar con tasas bajas de casos de COVID.

Personas de todas las edades con un riesgo medio o alto de exposición a la COVID tuvieron más probabilidad de sufrir problemas de salud graves a raíz de contagiarse con el virus que por recibir la vacuna, afirmaron. , porque el padecimiento relacionado con la vacuna es muy similar al que ocurre, en pocas ocasiones, en personas a las que se les ha administrado heparina. ¿Cuál ha sido el impacto en Europa?

Poco después de que surgieron el mes pasado las inquietudes de seguridad, las encuestas comenzaron a mostrar en Alemania, Francia y España que una mayoría de las personas tenían dudas sobre la seguridad de la vacuna AstraZeneca-Oxford.

El uso de la inyección se ha visto afectado: en toda Europa, el 64 de las dosis entregadas de la vacuna de AstraZeneca han sido administradas, una cantidad menor a las tasas de otras vacunas.

No obstante, los países europeos han sido capaces de evitar restringir el uso de la vacuna porque también han comprado dosis de otros fabricantes. La Unión Europea espera la llegada de 360 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 en el segundo trimestre de este año, la mayoría de estas son de la vacuna de Pfizer-BioNTech, que se está convirtiendo en una de las principales vacunas distribuidas en el continente.

Además, en muchos casos, las personas en el continente que cumplen con los requisitos para recibir la vacuna de AstraZeneca-Oxford estaban ansiosas de tener acceso a ella. Alemania, por ejemplo, donde la vacuna es recomendada solo para personas mayores de 60 años, ha administrado inoculaciones a un ritmo rápido desde que las nuevas restricciones entraron en vigor.