En la Facultad de Psicología de la Universidad de la República (Udelar) un grupo de investigadores están desarrollando un trabajo de investigación acerca de los efectos de la situación de cuarentena y/o distanciamiento físico sostenido por el coronavirus en la salud mental de los uruguayos.

El equipo está formado por el profesor adjunto Hugo Selma, el ayudante Vicente Chirullo y los/as asistentes Gabriela Fernández Theoduloz, Valentina Paz, Paul Ruiz y Federico Montero.

El trabajo se viene desarrollando desde comienzos de marzo, y la recolección de datos inició el 1 de junio, a través de un formulario online que está disponible en el enlace: tiny.cc/covid19uruguay y que ha sido compartido a través de redes sociales, mail, y en la página web de Facultad de Psicología.

En diálogo con Montevideo Portal, el profesor adjunto Hugo Selma explicó cómo vienen desarrollando este trabajo y cuáles son las principales conclusiones y resultados preliminares que han obtenido.

"En relación a los antecedentes de situaciones similares en otros países (cuarentenas), y a lo que se ha observado en otros países en esta misma crisis del COVID-19, y tomando en cuenta que esta situación es inédita en la historia reciente (por la cantidad de personas en todo el mundo en situación de cuarentena, por el impacto sanitario, social, económico, etc), se entiende que sería adecuado estudiar este fenómeno en Uruguay", explicó Selma.

"En este caso, nos centramos en el impacto que tiene dicha situación en la salud mental de adultos residentes en Uruguay. Ese sería el objetivo primordial", agregó.

El profesor adjunto explicó que en lo que refiere a salud mental, se evalúan distintas áreas: depresión, ansiedad, consumo de sustancias, riesgo suicida, entre otros.

"También se evalúan otras variables que pueden estar incidiendo, como rasgos de personalidad, nivel socioeconómico, condiciones de la cuarentena (vivienda, con quienes convive, si se ha quedado sin trabajo, etc)", añadió.

Selma comentó que "la idea es evaluar el impacto global de esta situación en la salud mental de los uruguayos (mayores de 18 años), y ver qué otras variables son relevantes. Ello permitiría, entre otras cosas, identificar perfiles de mayor riesgo (en función de edad, sexo, lugar de residencia, condición laboral, etc.)".

"Estamos realizando un procedimiento que se llama ´longitudinal´, porque se hace un seguimiento (cada 15 días), de las personas que participan del estudio. Se invita a las personas a participar, completan el cuestionario online, y luego cada 15 días se les envía otro cuestionario (más breve) que evalúa algunas de esas variables, y permite ver cómo van evolucionando esos síntomas psicológicos a lo largo del tiempo. Esto se hará, hasta 2 meses después de levantadas las medidas de aislamiento social. Obviamente los datos son totalmente confidenciales y la participación es voluntaria y anónima", agregó.

El especialista en psicología clínica dijo a Montevideo Portal que "es importante remarcar que la muestra no es representativa, lo cual hace que debamos tomar estos resultados con cautela".

"Por eso es importante que participe todo aquel que esté dispuesto a colaborar. De ese modo, se logrará una muestra más representativa y que por lo tanto, muestre de forma más fiel cual es la realidad de la población uruguaya adulta. Pese a ello, algunos resultados marcan una tendencia que es remarcable, consistente, y que nos permite tener una visión adecuada de la situación actual de nuestro país, en lo que refiere al impacto de la crisis por la COVID-19 en la salud mental", aseguró Selma.

Al momento completaron la investigación aproximadamente 1040 personas. "En el primer corte que hicimos para analizar los datos teníamos una muestra de 861 personas, 20% hombres y 80% mujeres. El promedio de edad al momento es de 37 años, y un 70% es de Montevideo", sostuvo Selma.

"Al momento de contestar el cuestionario, un 72% realizaba aislamiento social (total o parcial). La mayoría (el 50%), aislamiento parcial. Otros hicieron aislamiento, pero retornaron a su rutina "normal" (por elección o por trabajo). Solo un 4% nunca hizo aislamiento", añadió.

Algunos manifiestan miedo ante la idea de volver a las actividades con "normalidad". Aunque en la mayoría de los casos un miedo moderado (51% "poco" miedo, sólo un 10% "mucho" miedo).

Sustancias

Un 21% de los encuestados reportó un aumento en la frecuencia de consumo. Un 21% también reportó un aumento en el volumen de consumo.

Por último, casi un 5% reportó haber comenzado a consumir sustancias que no consumía con anterioridad.

Eso se dio con mayor frecuencia en algunos tipos de sustancias. En las que hubo aumento de "frecuencia" de consumo: 14.% alcohol, 4.4% marihuana, 5.9% tabaco. En las que hubo aumento de "volumen" de consumo: 12.4% alcohol, 3.3% marihuana, 7.9% tabaco, 1.4% psicofarmacos.

Depresión

Un 34.9% reportan síntomas de depresión, y un 6.4% síntomas de depresión graves. Se trata de porcentajes altísimos, habitualmente no se suele manejar porcentajes más allá del 10 a 15% anual.

Suicidio

También hay una alta presencia de personas con riesgo suicida. Un 9.4% con riesgo de suicidio significativo y, de ellos, un 2% presenta riesgo alto.

Este es un problema gravísimo de salud mental en nuestro país, costando alrededor de 700 vidas cada año.

Sin embargo, a pesar de ello, son porcentajes también muy altos. Relación con tipo de aislamiento

También hay relación entre los síntomas depresivos y el tipo de aislamiento. Los que presentan síntomas más graves son aquellos que realizan aislamiento total. Luego, se encuentran quienes realizan aislamiento parcial y quienes realizaron aislamiento, pero debieron dejarlo por motivos laborales. Y en último lugar, se encuentran quienes hicieron, pero retornaron a la normalidad, y quienes nunca hicieron aislamiento. Aquí la relación es doble, por un lado, el aislamiento como agravante del sufrimiento psicológico, generando un empeoramiento de la salud mental. Pero también parece jugar un rol clave la imposición externa (quienes se vieron obligados a dejar el aislamiento, también mostraron síntomas más altos).

Ansiedad

El trabajo señala que quienes están en aislamiento total reportan mayor ansiedad que quienes no realizan aislamiento y quienes han retomado su rutina. En este caso, se observa un patrón similar al observado respecto a la depresión.

Severidad de síntomas

Hay una relación entre la severidad de los síntomas de depresión, ansiedad, hostilidad, sensibilidad interpersonal, síntomas somáticos, síntomas obsesivos, ansiedad fóbica, y la cantidad de días de aislamiento que realizaron los participantes, cuantos más días de aislamiento, más severos son los síntomas.

Síntomas de depresión y consumo de sustancias

Se observa un aumento en el volumen y la frecuencia del consumo se sustancias en personas con síntomas más graves de depresión.

Síntomas de ansiedad y consumo

También se observa un mayor aumento del volumen y la frecuencia en personas con mayores síntomas de ansiedad

Síntomas somáticos

Se observa que aquellos que realizan aislamiento presentan más síntomas de somatización que aquellos que no realizan aislamiento y que aquellos que realizaron, pero retomaron su rutina normal.

Síntomas obsesivos

Quienes realizan aislamiento total o parcial reportan más síntomas obsesivos que quienes realizaron aislamiento. pero han retornado a su rutina normal.

En general, y con algunos matices, hay índices altos y preocupantes de trastornos mentales en las variables medidas. A su vez, el patrón general muestra que está situación empeora cuántos más días lleva la persona y mayor es el nivel de aislamiento social. Ello era esperable, aunque sorprende los guarismos tan altos de síntomas psicológicos, como por ejemplo depresión, o el riesgo suicida.