El grupo indicó en un comunicado que firmó un acuerdo con la Autoridad para la Investigación Avanzada y el Desarrollo en el dominio biomédico, que depende del gobierno estadounidense, para invertir 1.000 millones de dólares con ese objetivo.

J&J comenzó a trabajar en enero sobre la vacuna experimental Ad26 SARS-CoV-2, empleando la misma tecnología que había usado para desarrollar una vacuna-candidata contra el virus del ébola.
Esta tecnología utiliza una versión desactivada del virus para intentar provocar una respuesta inmunitaria en los humanos.

La compañía dijo que está ampliando su capacidad mundial de fabricación, en Estados Unidos y otros países, para poder distribuir más de 1.000 de dosis de la vacuna en todo el mundo.
Está trabajando igualmente en tratamientos antivirales contra el nuevo coronavirus.
La compañía farmacéutica estadounidense Moderna está también procediendo a ensayos clínicos de una vacuna, al igual que el grupo chino CanSinoBIO.

No existe aún una vacuna o un tratamiento homologados contra el COVID-19.
Varios tratamientos están siendo analizados, como el antiviral remdesivir, la cloroquina, empleada contra el paludismo, y su derivado, la hidroxicloroquina, pero no se ha probado que sean eficaces.
Los grupos farmacéuticos y los laboratorios han emprendido una carrera contrarreloj para desarrollar tratamientos y vacunas contra la COVID-19, recurriendo a una amplia gama de nuevas tecnologías

AFP