La fotógrafa brasileña Uli Suellen, de 34 años, pesaba 115 kilos cuando fue derivada a cirugía bariátrica. Sin embargo, tras la intervención su situación fue mucho peor que antes. Llegó a pesar 32 kilos y sufrir desnutrición severa, con un deterioro generalizado de salud que la dejó al borde de la muerte.

Suellen no podía caminar, perdió el cabello e incluso la memoria. Tuvo que revertir la cirugía bariátrica, y ahora se ha convertido en creadora de contenido sobre tallas grandes.

Ahora, ya recuperada, recuerda que no buscó ayuda médica por sobrepeso, sino porque quería tratar la gastritis. "Me hice las pruebas que me pidió [el médico] y luego empezó a insistir en que necesitaba cirugía bariátrica. Me quedé impactada, pero le creí porque era doctor. Me recomendó un cirujano de confianza", cuenta. Cuando visitó al segundo especialista, este le dijo que si no se sometía a la cirugía bariátrica, moriría.

“Es importante que el médico informe claramente al paciente que la cirugía bariátrica es un tratamiento comprobado para una enfermedad crónica, no una medida estética. El paciente debe comprender cómo la cirugía afecta al cuerpo, qué cambios fisiológicos y conductuales serán necesarios, los riesgos y beneficios, y la importancia del seguimiento continuo por parte de un equipo multidisciplinario. Es responsabilidad del médico enfatizar que el objetivo es mejorar la salud y el control de la enfermedad a largo plazo, no solo una pérdida de peso rápida", explica Ricardo Cohen, jefe del centro de obesidad y diabetes del Hospital Alemán Oswaldo Cruz, en San Pablo, consultado al respecto por la revista Marie Claire.

Complicaciones después de la cirugía

Además de las pruebas para comprobar que todo estaba bien, Suellen hizo dieta líquida una semana antes de su cirugía bariátrica. El día de la intervención, todo parecía normal. "Cuando llegué a casa, no podía beber agua ni comer. No me pasaba nada por la garganta. Llamé al médico y me dijo que era normal, ya que estaba en el periodo de adaptación", recuerda.

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Pero con el paso de los días, la paciente seguía sin poder beber ni una gota. El médico le recomendó a Suellen que consultara con un nutricionista. Al verla, el especialista le indicó que fuera de inmediato a urgencias, donde la trasladaron a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

La fotógrafa sufría deshidratación severa y niveles bajos de potasio. Suellen estuvo hospitalizada en la UCI durante un mes y luego la trasladaron a cuidados intermedios. Posteriormente le dieron el alta, pese a que todavía no era capaz de comer.

Una semana después, la fotógrafa regresó al hospital y fue ingresada de nuevo en la UCI, ya que todavía no era capaz de ingerir nada, ni líquido ni sólido. Los médicos intentaron dilatar el estómago de Suellen para ver si la comida volvía a pasar y los vómitos cesaban, pero fue en vano. Además, fue necesario hacerle una cirugía para separarle los intestinos.

"Empecé a perder movilidad en piernas y brazos, y algo de visión. Mi voz se debilitaba y comencé a sangrar profusamente. También perdí la menstruación", recuerda. Al mismo tiempo, comenzaron a aparecer efectos neurológicos: comenzó a experimentar pérdida de memoria.

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El proceso inflamatorio del organismo, con la ausencia de vitaminas esenciales para su funcionamiento, provocó que a la fotógrafa se le cayera el cabello y sus dientes también comenzaran a deteriorarse.

¿Qué le hizo mejor?

No fue hasta su tercer ingreso en la UCI, con un peso de 32 kilos, cuando decidieron revertir la cirugía bariátrica. “Me moría”, resume la joven

Tras la nueva operación, Suellen pasó varios días en el hospital reaprendiendo a comer. Siguió una dieta líquida durante una semana, seguida de una dieta blanda durante siete días más, y luego empezó a comer trozos de comida sólida. "Pasé tanto tiempo sin comer que no podía masticar", dice.

El apoyo de la fotógrafa fue multidisciplinario, e incluyó un psicólogo y un psiquiatra, debido al trauma que experimentó tras la cirugía. "Revertir la cirugía bariátrica me salvó de estar al borde de la muerte", reflexiona Suellen, quien ahora se define como creadora de contenido sobre tallas grandes.

"Me vendieron un sueño, pero viví una pesadilla", asegura.

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