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Salud

A ciencia cierta

Cómo se producen los biosimilares que revolucionan el mercado y se venden en Uruguay

Montevideo Portal recorrió la planta de la compañía biotecnológica mAbxience para conocer el detrás de la producción de los anticuerpos monoclonales.

30.06.2022 17:17

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2022-06-30T17:17:00-03:00
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Por Santiago Magni

Uno de los principales obstáculos a los que se tienen que enfrentar los medicamentos biosimilares es que muchos médicos y pacientes aún no saben diferenciarlos correctamente de los fármacos genéricos. Se los suele considerar como simples copias del fármaco original o de referencia.

Aunque tanto biosimilares como genéricos se comercializan cuando expira la patente del fármaco original del que proceden, son dos productos completamente diferentes tanto en su estructura como en su desarrollo y aprobación.

Para conocer el detrás de la producción y comercialización de los biosimilares, y cuáles se comercializan en Uruguay, Montevideo Portal recorrió la planta de la compañía biotecnológica mAbxience en León (España). La planta, inaugurada en 2015, se especializa en biosimilares, y particularmente en anticuerpos monoclonales.

Los anticuerpos monoclonales son grandes proteínas utilizadas por el sistema inmunitario para identificar y neutralizar objetos extraños, como bacterias, virus, etc. Muchos anticuerpos monoclonales se usan para tratar el cáncer. Son un tipo de terapia dirigida al cáncer, lo que significa que están diseñados para interactuar con blancos específicos.

Fundada en 2010 por Hugo Sigman y Silvia Gold como división biotecnológica de Insud Pharma, mAbxience está especializada en el desarrollo, fabricación y comercialización de biofármacos para distintas áreas terapéuticas. Actualmente, cuenta con tres instalaciones en España y Argentina, desde donde también ofrece servicios de desarrollo y fabricación (CDMO) para sus clientes. 

Durante la visita, Iván Sánchez, responsable de desarrollo de procesos en mAbxience, explicó que “los biosimilares son productos similares a otros que se encuentran en el mercado, de referencia”. “La complejidad radica en hacer que ese producto sea similar al de referencia. Actualmente no existe ninguna tecnología físico-química que sea capaz de generar una proteína igual a una existente. La única forma para que una proteína sea equivalente a otra es utilizando una célula”, agregó.

El Novex (Rituximab) fue el primer anticuerpo monoclonal biosimilar aprobado en Uruguay, el cual está indicado principalmente en el tratamiento de Linfoma No Hodgkin (LNH), Leucemia Linfoide Crónica (LLC) y Artritis Reumatoidea (AR).

Por otro lado, el Bevax (Bevacizumab) fue el segundo anticuerpo monoclonal de mAbxience aprobado por Ministerio de Salud Pública (MSP) en enero de 2022. Bevax es un biosimilar del producto medico de referencia (PMR) ya comercializado y que está aprobado como primera línea de tratamiento para el cáncer metastásico de colon o recto (CCRm) en combinación con quimioterapia.

Otras indicaciones terapéuticas de Bevax son: cáncer de mama metastásico, cáncer de pulmón de células no pequeñas avanzado, cáncer de riñón, glioblastoma, cáncer de ovario, cáncer peritoneal primario y cáncer de cuello uterino.

Foto cedida por María Paz Sartori

Foto cedida por María Paz Sartori

El éxito de los monoclonales

Sánchez expresó que los anticuerpos monoclonales biosimilares permiten “ir directo al blanco, alejado de lo que son los medicamentos tradicionales; son más complejos que los medicamentos químicos que tienen moléculas muy pequeñas”. “Los monoclonales son moléculas súper grandes, tienen 30.000 átomos. La dificultad del desarrollo de un biosimilar radica en el tamaño”, explicó el investigador.

En ese sentido, sostuvo que los biosimilares “van dirigidos al problema”. Poniendo de ejemplo el cáncer, el científico señaló que en la quimioterapia se actúa matando a todas las células, no solo a las cancerígenas, sino a las que están vivas. “El monoclonal es un anticuerpo que reconoce específicamente a las células que están enfermas.  Al reconocer esas células las destruye y evita gran parte de los efectos secundarios de la quimioterapia”, comentó Sánchez.

Lo que utilizan para hacer un biosimilar son células de mamíferos, que necesitan condiciones muy controladas, por lo que precisan nutrientes, oxígeno. “Es como una mascota que tenemos que ir cuidando y si la cuidas mal no va a producir el medicamento que tú quieres”, explicó el científico.

Con respecto a cómo se desarrollan estos medicamentos, explicó: “Tienes el anticuerpo monoclonal innovador que está en el mercado, compras varios productos de ese producto y los analizas con tecnología que permite identificar cuál es la secuencia de esos aminoácidos. Las proteínas se constituyen por aminoácidos. Una vez que se conoce la secuencia de esos aminoácidos es fácil saber si se corresponden a una determinada secuencia de ADN”.

Una vez que se consigue esa secuencia de ADN, se genera y se inserta en el genoma de una célula de mamífero. Ahí es donde están dirigiendo a la célula, y diciéndole que genere esa proteína que está traducida en base a la secuencia de ADN. Al tener la célula modificada genéticamente, esta empieza a producir el anticuerpo y luego se dan varias etapas de un proceso muy largo.

Francisco Olivera, director de la planta de León de mAbxience, expresó que “modificación genética es un evento que ocurre una única vez, por eso se pone tanto esfuerzo en caracterizarlo”.

El precio del producto baja un 80% con la entrada de los biosimilares.

“Estamos contribuyendo en el sector farmacéutico a disminuir los costos, eso es brutal. Los costos son muy altos, ya que estos productos tienen 8 o 10 años de desarrollo, y la entrada de los biosimilares hace que se reduzca el costo muchísimo y se tenga acceso a muchas personas”, añadió.

Los desafíos a futuro

Actualmente en la compañía trabajan en 9 proyectos de desarrollo y el desafío está en conseguir el personal cualificado, en un sector que requiere una serie de conocimientos muy específicos.

“En este campo no hay una comunidad científica tan amplia con conocimiento para poder alimentarnos de personas que puedan trabajar en este tipo de departamentos. Intentamos formar a nuestro equipo, pero muchas veces traemos talento del extranjero”, indicó Olivera.

Iván Sánchez y Francisco Olivera, de mAbxience. Foto cedida por María Paz Sartori

Iván Sánchez y Francisco Olivera, de mAbxience. Foto cedida por María Paz Sartori

Por su parte, Sánchez habló de la motivación de contribuir a que se baje el costo de estos medicamentos y del crecimiento de la empresa. “Me encanta el trabajo, pero formar parte de una compañía con recursos limitados que fue capaz de obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) o a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) con el Avastin® (Bevacizumab) es como ganar la Champions League con mi equipo, el Cádiz. Es una compañía que vimos crecer, hay un sentido de pertenencia”, aseveró.

“Decir que el precio de los medicamentos baja parece una cosa muy banal, pero hay personas en el mundo que no se pueden tratar con medicamentos por el precio. Estos medicamentos los suele pagar el sistema de salud, pero no se lo puede permitir. Estamos hablando de que una persona tenga acceso a un medicamento o no, algo definitorio en la vida de la gente”, concluyó el investigador español.

Por Santiago Magni