Contenido creado por Lorena Zeballos
Salud

Cable rojo o cable azul

Cómo desactivar los “mecanismos del miedo” durante la pandemia

El Lic. en psicología Fernando Alonso analiza estos factores que pueden desembocar en patologías psicológicas y cómo tratarlos.

18.04.2020 11:20

Lectura: 5'

2020-04-18T11:20:00-03:00
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En las últimas cuatro semanas se ha ido registrando un incremento significativo en los niveles de miedo, que ha determinado un aumento progresivo de diferentes tipos de síntomas psicológicos.

Nos enfrentamos a una crisis completamente nueva, por lo cual no tenemos experiencias previas que nos indiquen cómo abordarla y por ello, solo podemos apelar a los conocimientos generados en situaciones parecidas, pero no idénticas. Nos exige desarrollar estrategias no tanto de fuerza ("energía de impulso"), sino de fortaleza ("energía de sostén") y nos llama a dosificar nuestros recursos internos, para dar respuestas a largo plazo frente a la situación.

Todo ello ha generado un número mayor de ‹‹estresores››, que los ya existentes. El resultado del aumento de dichos estresores, repercute en la generación de estados psicoanímicos y emocionales que impactan de manera directa, sobre el sistema nervioso y endócrino, produciendo un aumento de cortisol (la hormona del estrés y la ansiedad) y disminuyendo las endorfinas (mayormente la serotonina y la dopamina) que son conocidas como las "hormonas de la felicidad".

En este momento hay muchas cosas que nos preocupan y nos producen incertidumbre, miedo e inseguridad.

Pero, ¿cómo es que se generan y qué podemos hacer al respecto?

Como adelantaba en un comienzo, esta es una crisis sin precedentes y como tal, potencia todos nuestros miedos.

Esto es posible debido a que el miedo, es una respuesta de activación del organismo que nos pone en alerta, cuando incursionamos en un territorio (físico o simbólico) desconocido, enfrentamos algo nuevo, y nos sentimos carentes de herramientas para tal situación. Por tanto, el miedo es un indicador que señala que nos apartamos de la rutina, de los caminos conocidos y de las situaciones y/o las respuestas, que estamos acostumbrados a enfrentar y a dar.

El miedo nos va a estar diciendo: "cuidado, esto es un camino nuevo", "cuidado, no estás preparado o no cuentas con la experiencia, "cuidado, los recursos o las herramientas de que dispones, no son suficientes", "cuidado, necesitas ir despacio, abrir bien tus sentidos para comprender, analizar y entender, cómo funciona esto".

Y es aquí en donde podemos ensayar tres clases de respuestas -parálisis, huida o enfrentamiento- una más efectiva que otras, y que por tanto, traerán aparejadas diferentes tipos de resultados o consecuencias.

· Cuando optamos por la ‹‹parálisis de la actitud››, es muy fácil caer en la victimización, el derrotismo y la apatía; y esto abona el terreno para el surgimiento de las depresiones, frustraciones y ansiedades respectivamente.

· Si ensayamos la respuesta de ‹‹huida frente al problema››, podemos fomentar el aislamiento vincular, el retraimiento y la desconfianza; con el consabido aumento de las fobias sociales, pérdida de habilidades y paranoia.

Otra respuesta frente a los miedos, es el enfrentamiento, la cual posee dos modalidades: una "simbólica" y otra "directa".

· La modalidad de ‹‹respuesta simbólica›› implica el aumento de las conductas ritualistas, que lo que buscan es "exorcizar el mal", o mejor dijera, apartarnos de los sentimientos que nos aquejan y que no sabemos enfrentar, para manejarlos de forma indirecta, mediante la exacerbación extrema, de las conductas de "supuesto cuidado". Evidentemente, este es el mecanismo básico de las obsesiones.

· Por último, la respuesta de ‹‹enfrentamiento directo›› de los miedos, implica aceptar lo nuevo, improvisar en la búsqueda de herramientas de abordaje específico, y establecer contacto directo, con aquello con lo que no tenemos experiencia, para desarrollar mecanismos de adaptación en tal sentido.

En resumida síntesis, existe una forma de enfrentar de manera asertiva esta situación, que implica ‹‹aceptarla, improvisar y adaptarnos››; para soslayar todos estos sentimientos y continuar avanzando. ‹‹Manteniendo nuestra mente enfocada en actividades constructivas y evitando alimentarla con pensamientos tóxicos, creencias catastrofistas, conductas excesivamente alarmistas y/o posturas y mensajes pesimistas››.

¿Y qué debemos hacer para asumir esta actitud?

· En primer término, "es imperativo que controles tu narrativa": Ten cuidado con lo que dices, pero por sobre todas las cosas, "ten cuidado con lo que te dices, principalmente en relación a lo que sucede". Presta principal atención a tu discurso interior y a cuál es tu interpretación de la realidad. Intenta mantener un discurso enfocado, constructivo y esperanzador. Aunque en un comienzo no sientas, que te queda del todo cómodo. "No olvides que tu percepción determina tu realidad".

· En segundo lugar, "gestiona el manejo de tu atención": No dejes que ésta se vaya detrás del primer estímulo que se le cruza. Decide tú a qué le prestas atención y a que no, y ofrécele a tu mente un rescate de los problemas, aunque sea de a ratos. Descansar de los problemas desencadenará estados afectivos y anímicos agradables. Recuerda que las emociones son contagiosas y quizás sentirnos bien, es lo mejor que tenemos en este momento para obsequiar a otros.

· Por último ten presente que, "lo importante de lo que nos pasa, es que no es tan determinante, como lo que decidimos hacer con lo que nos pasa". No te resignes con la parálisis de la actitud, toma las riendas de tu situación, ocúpate de lo realmente importante y ten confianza. Ahora es cuando, "se necesita tu mejor versión".

 

**Licenciado en Psicología Fernando Alonso - Psicoterapeuta Cognitivo, escritor del libro "El Enigma de ser Uruguayos" en 2008, y Master en comunicación por la Universidad Católica del Uruguay y el Instituto Universitario Ortega y Gasset, adscripto a la Universidad Complutense de Madrid.