Contenido creado por María Noel Dominguez
Salud

Vinieron culpa y moderación

Comer sin culpa en Navidad: 5 tips de psicología y nutrición

“La Navidad no tiene por qué sentirse como una prueba. Podés disfrutar, escuchar tu cuerpo y conectar con lo que realmente importa”.

23.12.2025 07:54

Lectura: 6'

2025-12-23T07:54:00-03:00
Compartir en



Las fiestas de Navidad y Año Nuevo se suelen vivir como una prueba por aquellas personas que están preocupadas por controlar su peso. Muchas veces, lejos de disfrutarlas, cada una de las comidas de esos días se transforma en un cuestionamiento constante. ¿Estará bien si como esto? ¡No debería!

Y a ese pensamiento repetitivo de quienes se esfuerzan por no sumar kilos, muchas veces se suman los comentarios e invitaciones de familiares, amigos y otros asistentes a las comilonas de fin de año. “¿Un poquito más?”; “no te va a hacer nada”; “no exageres, no estás tan gorda/o”. Un cocktail explosivo.

Entonces, pasa que la persona come y luego sobreviene la culpa. O no come y también la culpa, pero por no aceptarle la torta a la tía, el budín a mamá o las mollejas al abuelo. Y después, si la balanza llega a mostrar que los permitidos se tradujeron en kilos, más culpa aún.

¿Cómo controlar (sin sufrir) las comidas de Navidad y Año Nuevo?

“La Navidad no tiene por qué sentirse como una prueba. Podés disfrutar, escuchar tu cuerpo y conectar con lo que realmente importa. La comida no es el problema: la culpa sí”. Así lo plantea la psicóloga Deborah Cardozo, directora de la clínica Psiconutriendo, y da “5 tips para una Navidad sin culpa”.

El primero de los consejos es: “mantené tus rutinas diarias”. “Esta es una de las recomendaciones que vienen más del lado de la nutrición y que propone que en el día de la Navidad y Año Nuevo mantengamos los tiempos de las comidas normales. Hacer el desayuno como habitualmente lo hacemos, el almuerzo... O sea, que sea un día más y la excepción sea únicamente la cena”, explicó. 

Lo que suele suceder es que las personas se desordenan desde el inicio del 24 de diciembre o del 31, entonces cuando llega la noche y se plantea la cena especial, “se sienten abrumados”, dijo la especialista. “La idea es no exigirnos donde no podemos y eso es, generalmente, en la cena familiar, que es excepcional. Entonces, lo que proponemos es mantener el orden donde sí se puede”, agregó.

Elegir y disfrutar los permitidos de Navidad y Año Nuevo

Hay dos de los tips que van de la mano: “Elegir tus bocados favoritos” y “disfrutar de cada bocado”. La idea aquí es que la persona defina qué es lo que va a comer y lo pueda saborear, realmente, sin culpas. “Si son ocho bocados, por ejemplo, disfrutarlos, porque tenías ganas de comerlos y tenías apetito. Y tomar en cuenta que, si decidiste darte ese permitido, es para pasarla bien. ¿Para qué lo vas a vivir con culpa? La culpa solo genera malestar, no ayuda a cambiar nada”, acotó.

Sin embargo, Cardozo apuntó a algo que suele suceder en las fiestas: “Cuando uno empieza a descontrolarse y a comer de más, hasta se pierde el sabor de la comida”. “Cuando uno come hasta reventar tampoco lo disfruta e incluso después termina sintiéndose mal. La clave es ir escuchando al cuerpo”, dijo.

Parar de comer antes de estar lleno

Prestar atención a lo que el organismo nos va diciendo va de la mano con el tip 4: “parar cuando estás satisfecho” y con el 5: “respirar y conectar”. La cultura y las costumbres nos presentan a las fiestas tradicionales como un momento obligado de comidas copiosas, que no se detienen hasta que el cinturón empieza a incomodar. Pero lo cierto es que, como lo marca la medicina y la nutrición, lo sano es parar bastante antes.

En ese sentido, uno de los consejos que dan desde Psiconutriendo es darse tiempos entre comidas, porque la señal de que uno está lleno no llega instantáneamente al cerebro. “Aguanto 15 minutos, veo cómo me siento y ahí, o a los 20 minutos, el cerebro me dice que ya está”, acotó Cardozo.

Dar ese tiempo, ayuda a elegir más con conciencia y “comer con conciencia también ayuda a que lo disfrutes”. Por supuesto, dijo la psicóloga, no se trata de “obsesionarse”. “No implica estar pensando todo el tiempo en la comida, porque la idea es que la persona viva un lindo momento, ya sea que esté rodeado de gente o solo; que pueda conectar con el presente y vivirlo con alegría”, señaló.

Atracones: ¿Y el día después?

Cuando pasa que la persona no logra controlarse y se da el atracón, termina pensando en que mañana empieza la dieta. De hecho, muchas veces esos “permisos” de comer tanto llegan porque la dieta del día después aparece como salvadora. Pero no es así.

“Compensar no es la solución. Al otro día hay que volver a la rutina, como si no hubiera pasado nada la noche anterior. No ayuda pensar ‘me levanto y hago un detox y no como nada en todo el día’, porque justamente ahí es donde aparece la culpa, que solo nos genera más conflicto”, expresó la psicóloga.

“Lo más importante es que somos lo que hacemos todos los días; lo que hacemos la mayor parte del tiempo y no lo que hacemos excepcionalmente. Entonces, no preocuparnos tanto por la Navidad o Fin de Año, sino por buscar hábitos saludables a lo largo de la vida”, recalcó.

¿Cómo influye el consumo alcohol?

Tanto Cardozo como el equipo de nutricionistas que trabajan junto a ella recomiendan que no se tomen bebidas alcohólicas. “Como centro de salud, desde Psiconutriendo, no lo recomendamos. Claro que sabemos que está y obviamente que la gente lo toma, pero no aporta nutricionalmente al organismo”, apuntó.

“El aporte que hace, quizá, es más desde esa idea de compartir. Entonces, si se va a consumir, que sea desde un lugar precavido, desde la elección y para disfrutar del sabor y no para desinhibirse o dejar de estar en conciencia. Que sea solo para el momento del brindis, por ejemplo”, indicó.